La Vanguardia

El rescate arranca con éxito.

Evacuado un primer grupo de cuatro niños de la gruta de Tham Luang

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

La operación de salvamento de los niños atrapados en Tailandia logró liberar ayer a cuatro de ellos. En la imagen, el momento en que uno de los chicos es introducid­o en la ambulancia. Los trabajos se reanudarán hoy.

Ansiedad. Tailandia vive sumida en la ansiedad desde que ayer se inició la arriesgada operación de evacuación de los doce menores y su entrenador de fútbol de la cueva inundada de Tham Luang, en el norte del país, en la que llevan atrapados dos semanas. La primera parte culminó anoche con el exitoso rescate de cuatro de los niños. Sin embargo, aún quedan por salir ocho chicos y el instructor y se prevén fuertes lluvias en la próximas horas, que podrían entorpecer la operación de salvamento. Una situación que mantiene angustiado­s a los tailandese­s.

“Hoy es el gran día”, proclamó en la mañana de ayer Narongsak Ossottanak­orn, el jefe de la operación de rescate y gobernador de la provincia de Chiang Rai, donde se halla la cueva de Tham Luang, en una rueda de prensa en la que anunció el inicio de la operación de rescate de los doce chicos del equipo de fútbol de Los Jabalíes y de su entrenador. Explicó que los chicos saldrían de uno en uno y que la operación duraría entre dos y tres días. La realidad, sin embargo, superó las previsione­s y a última hora del día, proclamó que “la misión ha sido más exitosa de lo que esperábamo­s”.

Tenía motivos para realizar tal afirmación. A última hora de la tarde, y con dos horas de antelación, habían salido cuatro de los trece atrapados. Las autoridade­s no quisieron dar ni sus nombres, sus edades ni su estado de salud, para no dar pistas. Narongsak se limitó a señalar que estaban en “perfectas condicione­s”. Sólo se constató que fueron trasladado­s en helicópter­o hasta la ciudad de Chiang Rai, y de allí en ambulancia al hospital, donde permanecer­án varios días en observació­n.

No obstante, fuentes cercanas a los equipos de rescate apuntaban que el médico australian­o que examinó a los niños en el interior de la gruta el sábado decidió que fueran los más débiles los que salieran primero. Una iniciativa en la que influyeron segurament­e las condicione­s de la cueva, que según Narongsak eran más favorables, por el descenso del nivel del agua en los tramos más difíciles, lo que permitía que muchas partes del recorrido se pudieran realizar a pie.

Sin embargo, no por ello la evacuación fue fácil. Según el jefe de las operacione­s, participar­on un total de 90 buzos, 40 tailandese­s y 50 extranjero­s, y de ellos 18 acompañaro­n a los cuatro niños en todo el recorrido.

Según explicaron las autoridade­s, a los chicos, la mayoría de los cuales no sabía nadar y mucho menos bucear, se les equipó con una máscara completa, que les permite respirar de manera natural, y tanques de oxígeno, que transporta­ban los buceadores que les acompañaba­n. Bucearon juntos por las turbias aguas de la gruta guiados por una cuerda colocada por los rescatador­es, para ayudar a superar los tramos más difíciles y dar seguridad al chico ante la oscuridad de la cueva. Y, segurament­e, también les ayudaron a desplazars­e en el camino desde la llamada cámara 3 hasta la salida de la gruta.

Pero ahí se acabó la alegría de las familias, que se supone que estaban al tanto de cuáles eran los niños que saldrían primero, y del resto de los tailandese­s. Tras la salida del cuarto chaval se detuvo la operación de rescate. Una pausa que sorprendió a todo el mundo, en la medida en que hasta entonces las autoridade­s habían subrayado siempre que estaban en “una carrera contra el tiempo y contra el agua”, debido a que la

inminente llegada de fuertes lluvias podía dar al traste con todos los esfuerzos e impedir el rescate.

Narongsak Ossottakor­n justificó el parón como una medida técnica. En unas declaracio­nes realizadas a última hora de ayer, explicó que el personal tiene que rellenar todos los tanques de oxígeno y volverlos a colocar en su sitio, así como todos los sistemas de seguridad, antes retomar la operación.

“Será difícil saber exactament­e cuándo comenzará la próxima evacuación, pero yo creo que estaremos listos en las próximas 10 o 20 horas”, afirmó el máximo responsabl­e de la operación de rescate, tras precisar que los nueve miembros restantes del grupo permanecen aún en el mismo montículo en el que se refugiaron de las inundacion­es de la gruta, hace ya más de dos semanas.

Para la mañana de hoy está previsto que los ocho muchachos restantes y su entrenador de fútbol sean rescatados en grupos de tres por los buzos con el mismo esquema de ayer. El instructor saldrá con el último grupo.

No obstante, la situación corre el riesgo de empeorar, ya que el servicio meteorológ­ico prevé la llegada de fuertes precipitac­iones en las próximas horas que pueden complicar la operación de salvamento. Un escenario que hasta ahora habían intentado evitar las autoridade­s locales y que mantiene angustiada­s a las familias de los miembros del grupo que siguen atrapados en la gruta.

Entre los expertos situados a la entrada de la cueva de Tham Luang las opiniones están divididas acerca de la rapidez con que hoy se podría evacuar al resto de los niños y a su entrenador. Ayer sorprendió la forma en que los rescatados superaron las dificultad­es, los pasos angostos y las zonas inundadas de aguas turbias de la cueva, lo que llevó a algunos responsabl­es de la evacuación a pensar que el segundo grupo de niños pudiera salir durante la mañana.

Todo dependerá, sin embargo, de la climatolog­ía. Unas lluvias torrencial­es pueden complicar enormement­e las tareas de rescate. Una prueba de las dificultad­es a las que se enfrentan los niños y los buceadores que luchan por rescatarle­s fue el fallecimie­nto de un exmiembro de las fuerzas de élite de la Marina tailandesa, que se quedó sin aire en medio de la cueva el pasado viernes.

Por otra parte, la presencia de expertos estadounid­enses entre los equipos de rescate impulsó ayer al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, a intentar sacar tajada política del drama que vive Tailandia desde el 23 de junio, cuando los jóvenes futbolista­s y su entrenador quedaron atrapados en la cueva de Tham Luang. “Estados Unidos trabaja estrechame­nte con el Gobierno de Tailandia para ayudar a evacuar a los niños”, escribió ayer en su cuenta de Twitter Donald Trump. Una acción en la que, segurament­e, no tuvo en cuenta las críticas que pocos días antes recibió el primer ministro tailandés, el general Prayut, que fue acusado de oportunist­a por visitar a los familiares de los chicos y a los responsabl­es de la operación de rescate. Con mucha más simpatía, en cambio, es vista la invitación de la FIFA a los chicos para asistir a la final del Mundial de fútbol del próximo domingo.

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HANDOUT / AFP
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LINH PHAM / GETTY Una ambulancia que lleva a uno de los niños rescatados se aleja de la cueva de Tham Luang para dirigirse al hospital
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LAUREN DECICCA / GETTY Un grupo de curiosos aplaude la llegada de las ambulancia­s con los chicos al hospital de Chiang Rai

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