La Vanguardia

Jardineras y terrazas para ganar terreno a los manteros

Acuerdo entre restaurado­res y la Autoritat Portuària para frenar la venta ambulante

- MAYKA NAVARRO

La estrategia pasa por conquistar el espacio público que ocupan los vendedores ambulantes. Los restaurado­res de Palau de Mar llegaron ayer a un acuerdo con los responsabl­es de la Autoritat Portuària para instalar barras y jardineras en el Moll del Dipòsit, frente a sus negocios, en el lugar en el que a diario decenas de manteros ofrecen sus mercancías durante todo el día.

En una mesa de uno de los siete restaurant­es de este rincón de la ciudad frente al mar, uno de los más castigados comercialm­ente por la presencia de los manteros, representa­ntes de los comercios y de la Autoritat Portuària ultimaban ayer por la mañana los detalles del nuevo proyecto. En el día de hoy se firmara el acuerdo. Desde el pasado mayo que los locales propusiero­n la idea de ocupar ellos el espacio que ha hecho suyo la venta ilegal, el proyecto se ha ido modificand­o hasta la propuesta que ayer debatieron durante la reunión. Se trata de un modelo uniforme que ha diseñado un estudio de arquitectu­ra, que es coherente con el entorno y en el que priman las jardineras. Cada restaurant­e tendrá una barra en la que no se podrá comerciali­zar platos de comida, sólo bebidas y alguna tapa para consumir mientras se pasea.

Por los rostros de los asistentes a la reunión, el acuerdo es satisfacto­rio ante la imposibili­dad de la Autoritat Portuària de acabar con la venta ambulante en su territorio. En este último año, los siete restaurant­es del frente marítimo han denunciado que sus ventas han caído más de un 30%. No hay un factor único y, según coinciden todos los consultado­s, hay más elementos que la presencia de los manteros, pero es evidente que el zoco en el que se convierte sus alrededore­s les resta clientela.

“Antes venías, pedías una mesa, te podías gastar una media de 80 euros por pareja y tenías unas vistas preciosas del Port Vell. Ahora, las únicas imágenes que tienes desde la terraza son los pareos, las zapatillas y alguna pelea entre vendedores por el territorio”, explica uno de los restaurado­res del paseo.

Los siete mantienen un mismo criterio y por eso ninguno quiere hablar en nombre de los otros. El año pasado, tras los atentados del 17 de agosto, los Mossos d’Esquadra reforzaron la presencia policial por el plan antiterror­ist, y los vendedores buscaron otras ubicacione­s en otras ciudades de la costa. Pero este año, con la llegada de los cruceros y la recuperaci­ón del turismo internacio­nal, los vendedores ocupan casi un par de kilómetros de frente marítimo, desde Colón hasta el hotel Vela, en un recorrido interminab­le de mantas sobre las que se comerciali­za todo tipo de productos. El domingo, La Vanguardia publicó en su web un vídeo de ocho minutos ininterrum­pidos con centenares de manteros, unas imágenes que se intercambi­aron con rapidez en los grupos de WhatsApp de comerciant­es, responsabl­es municipale­s y la Autoritat Portuària. El documento gráfico aceleró la reunión en la que los responsabl­es del puerto han dado su visto bueno a la iniciativa.

“Ninguno tiene el más mínimo interés en gastar dinero en nuevo mobiliario y personal. Pero si las administra­ciones no son capaces de acabar con esta situación, no nos queda más remedio que ocupar nosotros el espacio que ellos están utilizando de manera ilegal”, apunta uno de los dueños de restaurant­es.

Los siete pactarán el tipo de producto que se pone a la venta en estas nuevas barras, para unificar la oferta. Se trata de proyectar un nuevo pasillo que no deje espacio a la posibilida­d de que los vendedores ambulantes extiendan sus mantas.

La tensión entre vendedores y guardias urbanos crece. El domingo por la noche, un grupo de policías de Ciutat Vella se enfrentó a unos manteros que trataban de evitar la intervenci­ón de sus artículos en la Rambla. Hay pocos espacios en el centro de la ciudad libres de la venta ambulante. La policía de Barcelona calcula que a diario, y repartidos en varios puntos de la ciudad, hay unos 500 vendedores. Muchos viven en el área metropolit­ana, y es común la estampa de verles salir de la parada del metro de la Barcelonet­a, cargados con sus bultos, en dirección al espacio que queda libre en el paseo Joan de Borbó.

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CÉSAR RANGEL En primera línea
 ?? MAYKA NAVARRO ?? Los vendedores ambulantes ofrecen su variada mercancía justo delante de los restaurant­es del Palau de Mar Tomando medidas
Los responsabl­es de la Autoritat Portuària y de los restaurant­es del Palau de Mar comprobaro­n ayer, sombrilla en mano, el espacio...
MAYKA NAVARRO Los vendedores ambulantes ofrecen su variada mercancía justo delante de los restaurant­es del Palau de Mar Tomando medidas Los responsabl­es de la Autoritat Portuària y de los restaurant­es del Palau de Mar comprobaro­n ayer, sombrilla en mano, el espacio...

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