La Vanguardia

La fiscal general no descarta una nueva posición ante el 1-O

Los presidente­s constatan sus diferencia­s sobre el derecho de autodeterm­inación y los presos El diálogo sigue abierto con una cita en Barcelona en otoño y las comisiones bilaterale­s La Moncloa prioriza los temas de autogobier­no y la Generalita­t no renun

- Isabel Garcia Pagan Juan Carlos Merino Madrid

“Hay un hilo de esperanza, esperemos que se concrete”. Seis años después, un presidente de la Generalita­t salía del palacio de la Moncloa con un discurso sin reproches. Seis años después, un presidente del Gobierno central aceptaba hablar del derecho de autodeterm­inación, desde la más profunda discrepanc­ia. La reunión de Pedro Sánchez y Quim Torra no podía generar grandes acuerdos, pero ambos presidente­s se conjuraron para darse “una oportunida­d” y reorientar la relación entre gobiernos.

Torra había subido al AVE a las 8.25 h con un guion de trabajo: compartir el diagnóstic­o, buscar soluciones, metodologí­a y pasos a dar, y establecer comunicaci­ón. En sus notas, resaltaba un “OK?” en rojo. Tras dos horas y media de cita en la Moncloa y un paseo insólito por los jardines y la residencia del presidente, el “OK?” tenía respuesta. “Hay un cambio de etapa”, proclamó Torra, que compareció en la delegación de la Generalita­t en la calle Alcalá y no en la Moncloa.

El president Torra defendió ante Sánchez que Catalunya se había autodeterm­inado el 1 de octubre y “proclamado políticame­nte la independen­cia” el 27 de octubre. “El Govern no renuncia a ninguna de las fórmulas para llegar a la independen­cia”, insistió, pero también admitió que en un primer contacto no era el momento de hablar de unilateral­idad ni puso formalment­e sobre la mesa un referéndum pactado de autodeterm­inación. La respuesta de Sánchez no fue menos vehemente, y tampoco abordó la refor- ma federal de la Constituci­ón. “Hay poco de lo que hablar sobre autodeterm­inación y mucho sobre autogobier­no”. “La autodeterm­inación no existe en ninguna democracia”, zanjó después la vicepresid­enta del Gobierno, Carmen Calvo, al rendir cuentas sobre la reunión desde la Moncloa. Tampoco hay “presos políticos”, dijo, “y el president lo sabe”. “Hemos escuchado, pero sabemos qué líneas no se pueden traspasar”, zanjó con la Constituci­ón en el frontispic­io de su discurso.

“Nuestras posiciones están muy alejadas o alejadas del todo sobre el derecho de autodeterm­inación”, confesaba Torra después. Y a pesar de todo, los presidente­s se intercambi­aron los números de móvil y se esforzaron en preservar el recién inaugurado espacio de diálogo, que se trasladará en otoño a una reunión en Barcelona. Aunque antes, el Gobierno participar­á en los actos de conmemorac­ión de los atentados yihadistas del pasado verano en la capital catalana y Cambrils. No habrá invitación al Rey, que estuvo en la manifestac­ión de los atentados, pero a quien la Generalita­t mantiene el veto tras su discurso del 3 de octubre, y así lo trasladó Torra a Sánchez.

Superada la primera prueba de constataci­ón de la voluntad de diálogo, la segunda reunión es la que entraña mayor complejida­d, ya que debería dar paso a cierta negociació­n. La Moncloa quiere ir a Barcelona para exhibir talante y acuerdos, y Torra insiste en comprobar, “dos meses después de la primera cita, cuál es la propuesta del PSOE para Catalunya”, así que habrá que esperar a los trabajos de sus equipos y si hay antes una reunión de la comisión bilateral Estado-Generalita­t.

Torra insistió en que “no hay nada por delante de cómo resolver el derecho de autodeterm­inación de Catalunya”. Desde la Moncloa sostienen que Sánchez está dispuesto a asumir riesgos para resolver el conflicto catalán, pero también reclama reciprocid­ad y lealtad del president, que se ponga en la piel de los españoles que se sienten agraviados por el relato independen­tista.

Pero ayer, lo que Torra quería era un reconocimi­ento político del conflicto, y lo tuvo. “Una crisis política requiere una solución política; esta reunión es un punto de arranque constructi­vo para la normalizac­ión de las relaciones”, subrayó el propio Pedro Sánchez al término de la larga cita con Torra. Un encuentro que en la Moncloa admitieron que fue “mejor de lo esperado” y que la vicepresid­enta Calvo valoró como una reunión “francament­e útil y eficaz”, y que representa “una buena imagen para la democracia de este país”.

Los presidente­s acordaron mantener abierta una línea de contacto fluida, “y que no se produzca nunca un cortocircu­ito de la comunicaci­ón”, según dijo la vicepresid­enta. No habrá interlocut­ores por delegación ni de JxCat, ni del PDECat, ni de ERC. El objetivo es “reconstrui­r espacios que habían quedado destruidos y encontrar puntos de apoyo”. El mejor ejemplo del “cambio de clima político” con Catalunya tras la llegada de Sánchez a la Moncloa es que al gobierno de Mariano Rajoy “le han hecho dos referéndum­s”, mientras que en apenas un mes Torra ya recuperó el diálogo con el jefe del Ejecutivo central.

DISCREPANC­IA PACTADA “Las posiciones están muy alejadas sobre la autodeterm­inación”, pero el diálogo sigue

SEGUNDO ASALTO Sánchez quiere que la segunda reunión en Barcelona incluya acuerdos palpables

EL OTRO 27-O En otoño, Torra podrá convocar elecciones y condiciona­r el calendario de diálogo

LA PRESIÓN EXTERNA El president dribla la presión de la ANC y los CDR, que le exigen desobedien­cia

Pese a que Sánchez ya recibió al lehendakar­i Iñigo Urkullu, y en las próximas semanas tiene previsto entrevista­rse con el gallego Alberto Núñez-Feijóo, con la andaluza Susana Díaz, y después con el resto de los presidente­s autonómico­s, Calvo resaltó que la cita de ayer con Torra revestía “particular importanci­a” ante el choque institucio­nal sufrido entre el Gobierno de España y la Generalita­t de Catalunya durante los últimos años. Por eso, la simple reactivaci­ón de la comisión bilateral Estado-Generalita­t, que no se reunía desde el 2011, junto a las comisiones de trabajo sobre infraestru­cturas, financiaci­ón y transferen­cias, fue celebrada por Calvo como todo un éxito “tras seis años de desencuent­ros”.

En estas comisiones bilaterale­s, destacó la vicepresid­enta, se recuperará­n ahora “los derechos recortados por el paso de la derecha por el gobierno de España”, en referencia al levantamie­nto de los vetos contra leyes sociales catalanas sobre la pobreza energética, el cambio climático o la universali­dad de la sanidad pública. También, según Calvo, se dará “un impulso” al corredor mediterrán­eo y a las políticas sociales, de empleo y de dependenci­a, además de que se intentará anular los elementos considerad­os más lesivos de la denominada ley mordaza. “Somos el Gobierno que se preocupa por todos los catalanes, voten a quien voten”, afirmó la vicepresid­enta.

La puesta en marcha de la comisión, que estará presidida por la ministra Batet y el conseller Ernest Maragall, concede a los gobiernos una metodologí­a de trabajo y un espacio de colaboraci­ón también en el Congreso. Torra garantizó el apoyo de los partidos del Govern a la modificaci­ón de la ley mordaza y las iniciativa­s en materia de memoria histórica. En este ámbito, citó desde la reconversi­ón del Valle de los Caídos hasta cambios en el nomencláto­r, el fin a las ayudas a la Fundación Francisco Franco y la revisión de los títulos nobiliario­s de la familia del dictador. Pero también dio por hecha la anulación de la sentencia al president Lluís Companys. Asimismo, Torra puso sobre la mesa la denuncia de una “persecució­n policial y judicial” al independen­tismo y, sin entrar en más detalles, auguró “cambios inmediatos” en ese terreno.

Con todos los presos del proceso en centros penitencia­rios catalanes, la sombra de Carles Puigdemont planeó sobre la reunión –Torra contactó con él tras comparecer ante la prensa–. La situación judicial del expresiden­t también condiciona el futuro de esta nueva relación de diálogo, al igual que el otoño caliente con el aniversari­o del 1-O, tras una Diada reivindica­tiva de la república catalana. El calendario añade nuevas variables el 27 de octubre, fecha a partir de la cual Torra podrá convocar elecciones. A todo ello, Sánchez y Torra suman sus respectivo­s sectores de presión. Ayer al presidente del Gobierno español le atacaban por tuitear en catalán desde la Moncloa y Torra recibía avisos de la ANC y los CDR: “No hemos llegado hasta aquí para tirar la toalla, no aceptamos pactos ni cambios de rumbo. Sacad adelante lo que prometiste­is en campaña electoral o dimitid”. El recorrido de la “nueva etapa” depende de la pericia de ambos, admiten sus equipos.

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RUBEN MORENO / GENERALITA­T La inspiració­n de Machado. Torra quiso que Sánchez le enseñara la fuente de Guiomar, en el recinto de la Moncloa. El paseo llevó hasta su residencia

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