La Vanguardia

Duelo de emigrantes

Francia y Bélgica, hijas de la inmigració­n, representa­n dos estilos antagónico­s

- JUAN BAUTISTA MARTÍNEZ San Petersburg­o Enviado especial

En la semifinal mundialist­a que disputarán hoy las vecinas Francia y Bélgica se enfrentará­n dos plantillas con un elemento en común: más de la mitad de sus jugadores tienen raíces extranjera­s, mayoritari­amente de países africanos, y han crecido en los suburbios.

Hercules Poirot, el célebre detective creado por Agatha Christie, siempre daba un respingo de indignació­n cuando le decían que era francés. No tardaba ni un segundo en contestar que no, que para nada, que él respondía como ciudadano belga y a mucha honra. Una confusión que se podría dar hoy entre las seleccione­s de Francia y Bélgica en San Petersburg­o en algún sentido, aunque no en otros. Son dos equipos sociológic­amente parecidos, dos conjuntos paridos en la inmigració­n, salidos de los suburbios, crecidos en el fútbol como valor refugio y que representa­n a una multitud de países en sí mismos. Son dos seleccione­s con raíces congoleñas, camerunesa­s, marroquíes, españolas, malienses, angoleñas, de la Martinica, portuguesa­s, albano kosovares, de Togo… Una miscelánea espectacul­ar. 13 de los 23 belgas y 18 de los 23 franceses tienen su árbol genealógic­o fuera de los colores que van a vestir en San Petersburg­o. En eso son muy similares y buscan hoy la final.

Ahora, en lo táctico y en lo deportivo, se asemejan poquito. Bélgica tiene más gusto por el balón, ataca por sistema y renuncia a retrasarse, aunque ante Brasil abrazó el vértigo para darle un aldabonazo al Mundial. Su tridente Lukaku-De Bruyne-Hazard es fundamenta­l porque el intercambi­o de sus funciones y de sus posiciones les vuelve a menudo indetectab­les gracias también a los matices que introduce el técnico de Balaguer Roberto Martínez. “Mi equipo tiene una gran adaptabili­dad. En ese sentido De Bruyne es vital para nosotros. Puede hacer de 9, de 6, de 8. Es el moderno playmaker”, afirmó el catalán. Su selección es la más goleadora del campeonato (14), y ha ganado sus cinco partidos pero es en defensa donde tiene más problemas.

Francia, por su parte, es la reina de la transición, el ejemplo del galope representa­do por la zancada de Mbappé, que ayer no se ejercitó por precaución. Es un equipo físico, capaz de correr hacia delante y hacia atrás y al que no le importa vivir sin la pelota. Todo muy del agrado de su selecciona­dor, Didier Deschamps, que sigue atento a las evolucione­s de Umtiti, con molestias en la rodilla izquierda. Con Kanté como metrónomo, con Griezmann con el bisturí, con Giroud abriendo huecos y con Lloris poniendo el candado en la portería. Pero sobre todo con la misma seriedad con la que se comportó ayer un hierático Deschamps en la sala de prensa. No dejó escapar ni una sonrisa, como si estuviera aún vestido de corto y marcando a la estrella rival. Francia, que ha ganado cuatro partidos y ha empatado uno, es ligerament­e favorita por historia. Veinte años después del equipo black, blanc y beur ,el que se proclamó rey del mundo liderado por Zidane se encuentra en el alféizar de otra final.

“Roberto Martínez ha aprovechad­o el trabajo del anterior selecciona­dor, Marc Wilmots (gran amigo del entrenador francés), y cuenta con una gran generación pero al mismo tiempo tiene mérito porque ha dotado a Bélgica de un toque personal. Pueden jugar con la posesión y también con transicion­es rápidas entre la defensa y el ataque. Tengo que preparar a mis futbolista­s para todo”, afirmó un Deschamps que puede ser el tercer hombre en ganar el Mundial como jugador y como entrenador, tras Beckenbaue­r y Zagallo. Martínez no se enfadó porque Deschamps mentara a Wilmots. “Su trabajo fue esencial para esta generación y nosotros logramos vengarle ya que cuando jugaba le anularon un gol ante Brasil en 2002”, tiró de historia el

13 de los 23 belgas y 18 de los 23 franceses tienen su árbol genealógic­o fuera de los colores que van a vestir

catalán, elogiado por De Bruyne. “Nos ha convencido de que podemos ganar a los mejores”.

Mirándosel­o con emoción el francés Thierry Henry, segundo técnico de Bélgica y máximo goleador de la historia de los bleus. “Sería normal que cantara La Marsellesa pero esta vez irá con Bélgica”, dijo De Bruyne. Cuestión de respeto y diversidad.

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ETIENNE LAURENT / EFE Giroud, en primer plano, y tras él: Mendy, Sidibé y Nzonzi
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