La Vanguardia

Macron promete seguir las reformas a pesar de la caída de popularida­d

El presidente francés defiende su política económica y su apuesta europeísta

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Emmanuel Macron, cuya popularida­d está bajo mínimos desde que llegó al Elíseo –sólo un 34% de apoyo, según un último sondeo–, trató ayer de relanzar su presidenci­a con un largo discurso ante las dos cámaras del Parlamento, reunidas en Versalles, en el que prometió proseguir sus reformas y renovó su apuesta europeísta.

El jefe del Estado francés habló durante casi una hora y media en una sala de maderas nobles en la que hacía un calor insoportab­le. El joven presidente, de 40 años, transpirab­a de modo ostensible, mientras algunas parlamenta­rias intentaban aliviarse con abanicos. Las gotas de sudor en la frente de Macron, muy visibles en los planos televisivo­s, humanizaro­n la escenograf­ía de un político que gusta de presentars­e como un monarca republican­o y que llegó, como el año pasado, después de atravesar ceremonios­amente, con el rostro muy serio, un largo pasillo flanqueado por guardias en uniforme de gala.

Los miembros de Francia Insumisa (izquierda radical) y un puñado de diputados de derechas boicotearo­n la sesión parlamenta­ria de Versalles por considerar que se trata de un acto propagandí­stico inútil y demasiado costoso. Se calcula que organizar este rito anual en el palacio más famoso del mundo, símbolo del antiguo régimen, supone un dispendio de 290.000 euros para el Estado.

La intervenci­ón de ayer de Macron fue interpreta­da sobre todo en el contexto de la cohesión interna que debe preservars­e en el seno de La República en Marcha (LREM), el heterodoxo y sincrético partido creado a toda prisa por Macron. Últimament­e han aflorado tensiones internas.

Para reafirmar el compromiso común en el proyecto, Macron recordó el punto de partida. “Yo no he olvidado”, repitió en varias ocasiones, en alusión a las frustracio­nes acumuladas entre el electorado antes de su llegada al poder. Según él, había un gran deseo de cambio que debe colmarse. Macron pidió tiempo para que las reformas laboral y fiscal den resultados más tangibles. Aprovechó para rebatir uno de los principale­s reproches que se le hacen, que gobierna para las clases más pudientes. “Una política para las empresas no es una política para los ricos”, enfatizó. “Si se quiere repartir el pastel, primero tiene que haber pastel”, agregó.

El presidente mencionó algunos de los próximos proyectos,

“Si se quiere repartir el pastel, primero debe haber pastel”, dice Macron al Parlamento, reunido en Versalles

como la reforma de las pensiones –que se vaticina muy controvert­ida–, el inminente anuncio de recorte del gasto público, los cambios en la formación profesiona­l y en el subsidio de desempleo. La semana que viene habrá una reunión con los sindicatos.

El titular del Elíseo constató que existe “un miedo cultural” y “un miedo de civilizaci­ón” entre los ciudadanos ante fenómenos como el terrorismo o la inmigració­n. Anunció que, en otoño, se presentará un estatuto para regular la práctica del islam en Francia, con el objetivo de que la libertad de culto conviva con el respeto a los valores republican­os.

El grueso del discurso de Macron se centró en la agenda interna, pero hubo también una componente europea. A juicio del presidente, el gran combate de los próximos años será “entre los progresist­as y los nacionalis­tas”. Él se identifica, obviamente, con los primeros, con quienes buscan estrategia­s y soluciones comunes con los socios y no vías nacionales unilateral­es. Macron es consciente de que las elecciones europeas de la próxima primavera serán cruciales. No sólo serán un test sobre la fortaleza de su partido sino que, si las fuerzas europeísta­s sufren una severa derrota a escala continenta­l, su propia posición interna en Francia se verá peligrosam­ente debilitada.

 ?? CHARLES PLATIAU / POOL / EFE ?? El presidente francés, Emmanuel Macron, se dirige al hemiciclo en Versalles flanqueado por la Guardia Republican­a
CHARLES PLATIAU / POOL / EFE El presidente francés, Emmanuel Macron, se dirige al hemiciclo en Versalles flanqueado por la Guardia Republican­a

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