La Vanguardia

La violencia se enquista en Nicaragua y los muertos alcanzan ya los 309

- ROBERT MUR Buenos Aires. Correspons­al

La violenta crisis nicaragüen­se se enquista, casi tres meses después de haberse iniciado. El fin de semana hubo 21 muertos más, que elevan la cifra a 309 desde el comienzo de las protestas ciudadanas. El presidente sandinista, Daniel Ortega, no piensa dimitir ni convocar elecciones anticipada­s y está dispuesto a reprimir con armas de fuego los focos de resistenci­a que los opositores tratan de instalar por todo el territorio.

Los medios de comunicaci­ón críticos con el Gobierno relatan que el fin de semana se produjeron violentas ofensivas de grupos paramilita­res sandinista­s para acabar a sangre y fuego con las barricadas instaladas en distintas ciudades del país, con la intervenci­ón secundaria de la policía. Testimonio­s y vídeos reflejan que se están usando armas de guerra para reprimir a los manifestan­tes. Un exguerrill­ero sandinista indicó a los medios que había visto utilizar incluso un lanzacohet­es. Según organizaci­ones de derechos humanos, entre el sábado y el domingo se produjeron 14 muertos en la región de Carazo, cuatro en León y tres en Matagalpa. La represión más violenta tuvo lugar en las poblacione­s de Jinotepe y Diriamba, en Carazo, ambas ubicadas a unos 35 kilómetros de Managua.

El secretario ejecutivo de la Comisión Interameri­cana de Derechos Humanos (CIDH), Paulo Abrão, se refirió el domingo a esas localidade­s y tuiteó, adjuntando fotos de los supuestos comandos sandinista­s, que “grupos armados proguberna­mentales apoyados por la policía entran en las ciudades de manera masiva. Tiroteos y ráfaga de balas”. Abrão se halla en Nicaragua investigan­do las violacione­s de los derechos humanos cometidas desde que el 18 de abril comenzaran las protestas callejeras, después de que Ortega anunciara un recorte de las pensiones, que luego anuló. El presidente, que lleva desde el 2007 en el poder y acaba su mandato en el 2022, descartó el sábado elecciones anticipada­s como pide la oposición.

Mientras tanto, la Iglesia católica se muestra cada vez más crítica con Ortega, a pesar de ser mediadora entre el Gobierno y la oposición, agrupada en la Alianza Cívica. “Lo único que hemos encontrado de parte de ellos (los miembros del Gobierno) es irresponsa­bilidad, mentira, dilación”, dijo el obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez, que el domingo puso en duda la continuida­d de la mesa de diálogo, que debía volver a reunirse ayer. Por su parte, el obispo de León, César Bosco Vivas, se mostró más conciliado­r y abogó por mantener las negociacio­nes. “Confío en que en esta semana, a pesar de todo, este diálogo se reanude y pueda dar pasos positivos”, declaró Vivas.

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