La Vanguardia

May afronta su peor crisis de gobierno

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LOS caminos del Brexit en Gran Bretaña son inescrutab­les. Por enésima vez, la primera ministra Theresa May se encuentra en la cuerda floja después de que ayer su Gobierno estallara por los aires con la dimisión de dos de sus pesos pesados: David Davis, el ministro encargado de negociar precisamen­te la salida británica de la Unión Europea, y horas después el histriónic­o y polémico titular de Asuntos Exteriores, Boris Johnson, adalid hasta ahora del sector más radical del Gabinete en favor de un Brexit duro.

Estas dos dimisiones en apenas veinticuat­ro horas, más la de un viceminist­ro también euroescépt­ico, abocan a la primera ministra a una situación muy delicada en un momento crítico. Las dos renuncias tienen lugar tras un fin de semana de conjeturas sobre el grado de unidad del Gobierno después de que los ministros llegaran in extremis el viernes a un consenso sobre el plan presentado por May para la futura relación con Bruselas. Ese consenso que la premier parecía haber logrado apenas ha durado 48 horas. David Davis dimite porque se ve incapaz de defender en Bruselas aquello en lo que no cree y que ha combatido y deja a May sin su principal negociador con la UE, pese a que ayer se apresuró a nombrar como sucesor a otro halcón conservado­r. Y Boris Johnson había descalific­ado en público y en privado el plan de May, que incluye la creación de un mercado común de bienes. “El sueño del Brexit se está muriendo, y Gran Bretaña puede acabar siendo una colonia de la UE”, afirmó ayer.

La crisis de gobierno se abrió ayer bajo los pies de May justo antes de comparecer en el Parlamento y de reunirse con su grupo parlamenta­rio. La premier explicó en los Comunes –donde agradeció “la pasión” con que habían ejercido el cargo los ministros dimisionar­ios– los detalles del plan que enviará a Bruselas el jueves sobre la futura relación comercial entre ambos y que calificó como“el Brexit correcto ”, para posteriorm­ente afrontar una tormentosa reunión con los diputado stori es, muchos de ellos muy críticos con su política, al punto de que los diputados brexiters podrían buscar la firma de 48 colegas y desafiar a May con una moción de censura. No obstante, es significat­ivo que hasta ahora los diputados rebeldes exijan a la premier que renuncie a su plan, pero sin pedirle la dimisión, quizá por no estar seguros de tener votos suficiente­s para hacerla caer y porque no hay una alternativ­a capaz de unir a todos los tories en torno a una posición común.

Gran Bretaña debe abandonar la Unión Europea el 29 de marzo del 2019 e iniciar el periodo de transición. Y en tanto que May afronta su crisis más grave, Bruselas sigue esperando la enésima propuesta británica, mientras el tiempo y la paciencia se van agotando.

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