Los tatuajes ganan terreno entre los agentes policiales y los militares
Los Mossos y la Ertzaintza permiten exhibirlos en partes que no cubre el uniforme
Tatuajes y uniformes policiales o militares parecen condenados a entenderse. Policías como la Ertzaintza o los Mossos ya permiten a los agentes exhibir esos grabados en la piel siempre que los dibujos o mensajes sean decorosos y respetuosos y se limiten a unas medidas concretas. En la Guardia Civil y la Policía Nacional la norma sigue siendo más restrictiva (de momento, no se permiten tatuajes en zonas del cuerpo que no estén tapadas por el uniforme), aunque desde el Ministerio del Interior no descartan en el futuro cambios en esa normativa para adaptarse, en lo que a estética se refiere, a los tiempos que corren. Una prueba de esas intenciones está en las instrucciones que acaba de dar el nuevo ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, para paralizar una nueva orden impulsada por el exministro Zoido y redactada desde el mismo seno de la Guardia Civil, que añadía a la actual normativa más restricciones estéticas a los agentes de la Benemérita.
“El ministro quiere analizar y debatir este tema con el nuevo equipo de Interior, por lo que ese documento difícilmente pasará de ser un borrador”, anunció ayer un portavoz de ese ministerio.
El debate suscitado en la Guardia Civil sobre estética y tatuajes por las intenciones del exministro Zoido ha coincidido con la denuncia presentada por Estela Martín, una vecina de Madrid licenciada en psicología, excluida de las pruebas de ingreso en el Cuerpo Militar de Sanidad por un tatuaje en su empeine derecho sólo visible con uniforme femenino (falda y zapato de tacón). En este caso, la actual titular de la cartera de Defensa, Margarita Robles, ha querido zanjar de inmediato la polémica con un nuevo redactado de la norma que se ajuste también a los nuevos tiempos. Se introducirá el siguiente párrafo: “Los tatuajes, argollas, espigas e inserciones, automutilaciones o similares no serán visibles vistiendo el uniforme de las fuerzas armadas común para la mujer y el hombre”. Defensa pretende acabar así con la actual discriminación por sexo al dejar claro que las mujeres con tatuajes en las piernas ya no podrán ser excluidas de los procesos selectivos al tener la opción de usar pantalones en vez del uniforme en modalidad femenina. Sin embargo, el cambio llegará tarde para la psicóloga que ha denunciado esta discriminación, al no tener carácter retroactivo y estar a punto de cumplir la denunciante los 30 años, la edad máxima para optar al puesto.
Todos estos avances no acaban de convencer a buena parte de las asociaciones de la Policía Nacional y la Guardia Civil, que piden una norma similar a la que afecta a la última promoción de aspirantes a los Mossos. En esta convocatoria los futuros agentes pueden lucir tatuajes en las partes del cuerpo que no quedan tapadas por el uniforme. Pero hay unas limitaciones. Los mensajes, grabados o dibujos en la piel no pueden tener en piernas y brazos más de setenta centímetros cuadrados de superficie. Si el tatuaje está en el cuello o la nuca, su extensión no puede superar los quince centímetros cuadrados.
La norma sobre el tipo de dibujo, contenido o mensaje de esos tatuajes sigue siendo idéntica para todas las fuerzas de seguridad y cuerpos militares. Aquí valdría la norma de la Guardia Civil, que prohíbe “los tatuajes que contengan expresiones o imágenes contrarias a los valores constitucionales, autoridades o virtudes militares, que supongan desdoro para el uniforme, que puedan atentar contra la disciplina o la imagen del cuerpo al que se representa en cualquiera de sus formas, que reflejen motivos obscenos o inciten a discriminaciones de tipo sexual, racial, étnico o religioso”.
La psicóloga que denunció a Defensa tras ser excluida por un dibujo en el pie logra que se cambie la norma