Donizetti reina en el Liceu
Autoría: Gaetano Donizetti
Libreto: Alphonse Royer, Gustave Vaëz y Eugène Scribe
Intérpretes: Clémentine Margaine (Léonor), Michael Spyres (Fernand), Markus Werba (Alphonse XI), Ante Jerkunica (Balthazar), Miren Urbieta-Vega (Inès), Roger Padullés (Gaspar), José Luis Casanova (un señor). Orquesta Sinfónica y Coro del Gran Teatre del Liceu.
Dir. coro: Conxita García.
Dirección musical: Patrick Summers
Dirección escénica: Derek Gimpel
Lugar y fecha: Gran Teatre del Liceu (8/VII/2018)
Triunfo de la pareja protagonista en La favorite, tercera ópera de Donizetti dentro de la temporada 17/18 que ahora acaba para el Liceu. Que la mezzosoprano francesa –debutante liceísta– Clémentine Margaine (Léonor) y el tenor estadounidense Michael Spyres (Fernand) sean lo mejor de esta ópera belcantista compensa el despropósito de una coproducción con el Teatro Real que raya el ridículo. La atemporalidad del trabajo escénico de Derek Gimpel (trabajo heredado de Ariel García Valdés en su estreno en el Liceu en el 2002) es lo único que salva esta imposible historia, con una escenografía que recuerdaa Juego de tronos y un vestuario, sobre todo el femenino del coro, de juzgado de guardia.
Sobresalió el trabajo vocal de la Léonor de Margaine, de centro opulento, graves generosos y agudos limpios y acerados. Una voz con personalidad y registro de timbre azabache que sedujo en su gran aria Ó Mon Fernand y triunfó en sus dos grandes dúos con el tenor. Spyres debutaba con este rol en escena y demostró, por color, estilo y técnica, estar en un momento dulce de su carrera. Si bien el timbre es algo nasal, la elegancia de la declamación, la facilidad de su canto extrovertido, fresco y comunicativo y su valentía para un rol de endiablada tesitura –firmó varios re sobreagudos– lo hicieron triunfar con justicia. Su primer acto fue un prodigio de facilidad en el registro superior, con oppure y una espectacular y poco cantada cabaletta final Oui, ta voix m’inspire.
Algo falto de dramatismo en su rol de Rey cornudo el Alphonse del barítono austriaco Markus Werba. Su debut en la casa se recordará por la elegancia de la dicción, fraseo pulcro y limpieza estilística para compensar una voz demasiado liviana para este rol de tintes preverdianos. Impuso el color oscuro y los graves mórbidos de su instrumento el bajo Ante Jerkunica como Balthazar, siendo el más aplaudido después de la pareja protagonista. Impecable en su aria la Inés de la soprano donostiarra Miren Urbieta-Vega, así como el tenor catalán Roger Padullés como Gaspar. De nuevo el coro dirigido por Conxita García demostró un buen estado de forma para una ópera con agradecidos números para la formación. El maestro musical, Patrick Summers, firmó un trabajo más concertador que inspirado, con las partes de ballet interpretadas a telón bajado en medio de las escenas de la ópera. Mención a los vientos y metales y los solos de flauta, cuerno inglés, oboe o clarinete.
El belcanto inauguró la temporada del Liceu con Rossini, lo acaba con Donizetti y la temporada que viene se iniciará con Bellini. Ningún Mozart, Wagner o Strauss aparecen en previsión, por lo menos hasta finales del 2019. La tradición italiana se impone en el Liceu a las órdenes de su actual directora artística, la alemana Christina Scheppelmann.
Margaine y Spyres son lo mejor y compensan el despropósito de una coproducción que raya el ridículo