La Barcelona World Race de vela quiere nueva edición en el 2022
La organización cuenta con las ayudas fiscales del Estado y espera al Ayuntamiento
La clase Imoca presentó ayer en Barcelona la revolución que prepara en el mundo de la vela oceánica tras llegar a un acuerdo con la Volvo Ocean Race (VOR), la otra gran prueba internacional con la que hasta ahora competía.
El francés Antoine Mermod, presidente de Imoca, acudió a la sede de la Fundació Navegació Oceànica Barcelona (FNOB), la organizadora de la Barcelona World Race (BWR), para desgranar los acuerdos de lo que significará unificar el calendario y disputar las pruebas con el mismo modelo de barco, el Open 60 de 18,28 metros de eslora que da nombre a la clase.
Con su presencia en Barcelona, Mermod quería además dar apoyo a la propia FNOB después de la cancelación de la tercera edición de la BWR, que tenía que comenzar el 12 de enero del 2019. Ahora, la nueva fecha de la cuarta edición de la regata barcelonesa de vuelta al mundo es el año 2022 y la clase Imoca no querría que esta prueba se cancelara de forma definitiva, precisamente cuando el acuerdo con Volvo Ocean Race dibuja lo que será un campeonato del mundo de vela oceánica, con la mítica Vendée Globe, que se disputa en solitario y sin escalas, como prueba reina, acompañada de otras pruebas internacionales. En este dibujo, la Barcelona World Race, que se disputa con dos tripulantes, ocuparía la segunda posición en el baremo de resultados de ese calendario que permitiría designar al campeón del mundo.
Pese a la posición internacional que ha alcanzado la Barcelona World Race en las tres ediciones disputadas, su futuro sigue sin estar claro. El Ayuntamiento dirigi- do por Barcelona en Comú no es partidario de este modelo de acontecimiento deportivo. Maite Carranza, comisionada de Deportes del Ayuntamiento presente en el acto como presidenta de la FNOB, explicó a La Vanguardia que el Consistorio seguirá estudiando si vale la pena o no organizar la cuarta edición. La clave está en que la prueba no cueste dinero al erario público. Si se autofinancia con los posibles patrocinadores,
El Ayuntamiento pone como condición que la regata oceánica no cueste dinero al erario público
que a su vez se benefician de ayudas fiscales ya aprobadas por el Gobierno central, la regata se hará.
Carranza argumentó que resultará fundamental conocer si la industria local, el sector náutico (empresarial y deportivo) y los deportistas españoles apuestan por este tipo de regata oceánica. A su juicio, el modelo preferido es más el de la vela ligera y las regatas de cercanía.
En su exposición en la FNOB, Antoine Mermod habló de que “España es ahora nuestro mejor socio, como en el 2010 lo era el Reino Unido”, y resaltó que la BWR es además la punta de lanza de la internacionalización que pretende la clase Imoca. También recordó que algunas ciudades españolas se han puesto en contacto con su organización tras conocerse la suspensión de la Barcelona World Race.
Mermod detalló que con el acuerdo Imoca-VOR se trata de impulsar el deporte de la vela oceánica y popularizarlo, ahora que el número de aficionados ha crecido hasta alcanzar cifras del orden de 5,5 millones de espectadores cada vez que se organiza una de las regatas de mayor nivel.