La Vanguardia

Liu Xia

- ISIDRE AMBRÓS Hong Kong. Correspons­al

VIUDA DEL NOBEL LIU XIAOBO

Las autoridade­s chinas pusieron ayer en libertad a Liu Xia, la viuda del premio Nobel de la Paz, Liu Xiaobo, que estaba bajo arresto domiciliar­io desde hace siete años sin estar acusada de ningún delito. La activista viaja ahora a Alemania.

Las autoridade­s chinas abrieron la mano ayer y dejaron en libertad a Liu Xia, la viuda del premio Nobel de la Paz Liu Xiaobo, tras mantenerla en arresto domiciliar­io más de siete años sin estar acusada de ningún delito. Pekín confirmó que había dado luz verde a que la poetisa se trasladara a Alemania para recibir tratamient­o médico por su depresión, un eufemismo utilizado en algunas ocasiones por el régimen comunista para permitir la salida del país a algunos activistas. Su autorizaci­ón llegó el día después de que la canciller Angela Merkel y el primer ministro chino, Li Keqiang, se reunieran en Berlín.

Varios amigos de la familia confirmaro­n ayer que Liu Xia, de 57 años, salió de Pekín con destino a Alemania. Tomó el vuelo de la compañía finlandesa Finnair con destino a Helsinki, y de allí otro a Berlín. Ponía punto final así a un arresto domiciliar­io al que estuvo sometida desde finales del 2010. Una detención que coincidió con la concesión a su esposo del premio Nobel de la Paz por su defensa de los derechos civiles en China, un activismo por el que fue condenado en el 2009 a once años de cárcel.

Este galardón fue la condena definitiva para Liu Xiaobo, pero también para Liu Xia. Pekín nunca lo aceptó, hasta el punto de boicotear varios años los productos noruegos y rechazar los llamamient­os internacio­nales para que liberaran al activista tras serle diagnostic­ado un cáncer de hígado en fase terminal en el 2017. Liu Xiaobo murió en detención el 13 de julio del 2017 sin ser puesto en libertad.

Desde aquel día, Liu Xia cayó en una profunda depresión, agravada por el mantenimie­nto de su arresto domiciliar­io. Una situación que le impulsó a comentar a un amigo de la familia que estaba dispuesta a dejarse morir si las autoridade­s chinas persistían en prohibirle dejar el país.

Pekín finalmente dio ayer el permiso. Una autorizaci­ón que llegó al día siguiente de que finalizara la cumbre germano-china que se celebró en Berlín y se reunieran Angela Merkel y Li Keqiang y abordaran, segurament­e, la liberación de Liu Xia entre otros temas. Un asunto por el cual Merkel ya se interesó cuando viajó a China en mayo.

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JUSSI NUKARI / AP Liu Xia, ayer en Helsinki

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