Pocos los echarán de menos
Tras el caos provocado por las dimisiones de Davis y Johnson, May parece tener un Gabinete más unido, con el apoyo incluso de exconspiradores como Michael Gove, Penny Mordaunt y Esther McVey. En el grupo parlamentario (donde se requieren 48 firmas para presentar una moción de confianza), los eurófilos se han alineado detrás del plan de Chequers, y los euroescépticos están divididos entre los utópicos que sueñan con un Brexit imposible y los realistas que asumen el mal menor de un Brexit a medias, o a un tercio de Brexit, que respete la voluntad popular expresada en el referéndum, pero mantenga el mayor alineamiento posible con la UE. Pocos van a echar de menos a los dos ministros que se han marchado, ni en sus departamentos ni en las capitales europeas. El primero, porque tiene fama de poco trabajador (sólo viajó cuatro veces a Bruselas) y de perder el tiempo en luchas por el poder, y el segundo, porque resulta demasiado grotesco y estrambótico para la mayoría de los gustos, especialmente los de Berlín y Bruselas. Sólo Donald Trump lo ha calificado de “amigo” y ha dicho que lamenta su salida.