La Vanguardia

El Jardín del Barranco

- Enric Juliana

Toda España se ha enterado de que en los jardines del palacio de la Moncloa hay una fuente que inspiró versos de amor al poeta

Antonio Machado. El gran público ha tenido noticia de que el poeta Machado tuvo un amor platónico en Madrid. Ocurrió poco antes de la llegada de la República. Ella se llamaba Pilar Valderrama y estaba casada. Hija de la burguesía madrileña, era una mujer culta, acostumbra­da al trato con los artistas. Conoció al poeta en Segovia, ciudad a la que Pilar se había retirado unos meses tras tener conocimien­to que su marido le había sido infiel. Machado quedó prendado y ella le recordó que seguía siendo una mujer casada. En aquella época, los contratos eran indefinido­s. Un amor platónico. Machado empezó a escribir poemas dedicados a una idealizada Guiomar. (Guiomar era el nombre de la esposa del poeta medieval Jorge

Manrique). Se veían, hablaban y se escribían cartas, hasta que el marido de ella decidió que la familia se trasladase a la localidad portuguesa de Estoril. Décadas más tarde, aconsejada por la escritora Concha Espina, Pilar Valderrama decidió hacer pública su relación con Machado con un libro de memorias titulado, Sí, soy Guiomar, que se publicaría en 1981, dos años después de su muerte. Esta es la historia de la romántica fuente del palacio gubernamen­tal, marco incomparab­le –como decían los documental­es de antaño– de la muy comentada reunión entre Pedro

Sánchez y Joaquim Torra.

La Fuente del Deshielo. Entre el entusiasmo de quienes en Madrid ya creen estar ante el eclipse definitivo del independen­tismo catalán, y la hostilidad de quienes en Barcelona temen que ese eclipse se llegue a producir, está floreciend­o una literatura un poco naíf sobre el diálogo.

Empiezan a surgir diagnóstic­os apresurado­s sobre un presunto final del procés. Madrid es muy pendular. Algunos observador­es pueden pasar del desprecio a la admiración a la velocidad del rayo. Hace dos meses, Pedro Sánchez era injustamen­te menospreci­ado ante el irresistib­le ascenso de Albert Rivera, que ya se veía presidente del Gobierno. Las tornas han cambiado y ahora Sánchez podría llegar a ser retratado como el gran estratega de la fuente de Guiomar por la brillante puesta en escena del lunes. Un espléndido trabajo de comunicaci­ón política que contrasta con la pereza del anterior equipo gubernamen­tal en ese campo.

Nada es sólido hoy en España. Nada está resuelto. Nada se ha acabado en Catalunya. El calendario político y judicial de las próximas semanas y meses va a dificultar enormement­e la distensión. El sendero es muy estrecho y los adversario­s del entendimie­nto son numerosos, así en Madrid como en Barcelona. Apenas hay tiempo.

Falta menos de un año para la celebració­n de unas elecciones municipale­s y autonómica­s extremadam­ente competidas que van a someter a todos los partidos –los viejos, los nuevos y los que asoman la cabeza– a una extenuante prueba.

Es probable que haya elecciones autonómica­s en Andalucía en otoño, con la consiguien­te alerta para el discurso público del Gobierno, puesto que Sánchez necesita un buen resultado del PSOE andaluz, por muy malas que sean sus relaciones con Susana Díaz.

La política de deshielo provocará resquemore­s un tanto inesperado­s, como el de Ximo Puig y

Mónica Oltra, que ayer advertían que los gestos del Gobierno con Catalunya pueden acabar perjudican­do a los valenciano­s. Inquietant­e señal de insegurida­d de dos líderes políticos que hasta ahora habían enfocado la cuestión de Catalunya con luces largas. La inmediata decisión de Sánchez de congelar las negociacio­nes sobre el nuevo modelo de financiaci­ón autonómica, por miedo a meterse dentro de un peligroso avispero doce meses antes de un proceso electoral, ha dejado descolocad­o al autonomism­o valenciano de centroizqu­ierda, que lo fiaba todo a la reclamació­n económica ante el Gobierno Rajoy. A Ximo Puig, cuyas relaciones con Sánchez nunca han sido buenas, le acaba de explotar en las manos la Diputación de Valencia. Mónica Oltra, voz cantante de la coalición Compromís, que intuyó Podemos antes de que naciera Podemos, siente una creciente atracción por el regionalis­mo, una vez enfriada su buena sintonía inicial con Pablo Iglesias. El nerviosism­o valenciano es muy significat­ivo. Hay que prestar mucha atención a la Comunidad Valenciana, pieza clave de cualquier cambio sustantivo en el mapa político de España.

El camino es muy estrecho y la cuestión de Catalunya no tiene solución mágica. Sólo desde una radical aceptación de que no tiene solución, alguna cosa puede empezar arreglarse. Sólo desde la oscuridad puede encenderse la luz. Los adversario­s de la distensión no se van a estar quietos, ni en Madrid, ni en Barcelona, pero hay una mayoría social a favor del diálogo. Ese es el dato clave. Hay mayoría social en favor de la distensión.

El Gobierno tiene prisa. Sánchez no dispone de todo el tiempo del mundo y sabe que el otoño será muy complicado. Tiene que intentar aprobar los presupuest­os del 2019 con el voto de Podemos y la anuencia de Bruselas. Misión casi imposible. Entre octubre y noviembre puede comenzar el juicio a los dirigentes soberanist­as procesados que se hallan en España, en prisión o en libertad provisiona­l. La nueva fiscal general del Estado podría intentar matizar el enfoque de la acusación pública, pero también podría encontrars­e con una severa resistenci­a de los fiscales encargados del caso. La autonomía de los aparatos del Estado se acentúa siempre en momentos de incierta mutación política.

El nuevo Gobierno tiene prisa,

El Gobierno tiene prisa para fijar el mensaje de que España puede ser gobernada de otra manera

Pablo Casado pide la ilegalizac­ión de los independen­tistas para ganar la batalla a Sáenz de Santamaría en el PP

porque dispone de muy poco tiempo para cimentar un nuevo enfoque de la cuestión de Catalunya, que relance al PSOE como partido mediador.

Partido mediador, partido de las mujeres, partido de la libertad de costumbres, partido europeísta, partido comunicado­r... La estrategia está clara y el spot de la fuente de Guiomar, con Joaquim Torras, sinceramen­te satisfecho por el buen recibimien­to, iba más allá de Catalunya. Sánchez ha comunicado a todo el país que España se puede gobernar de otra manera, mientras la joven promesa del Partido Popular, Pablo

Casado, pide la ilegalizac­ión de los partidos independen­tistas

Es romántica la fuente de Guiomar. En el siglo pasado, cuando Machado y la señora Valderrama se citaban en aquel paraje de la Moncloa, el lugar era conocido como el Jardín del Barranco.

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FERNANDO CALVO / EFE Pedro Sánchez muestra la fuente de Guiomar al presidente de la Generalita­t, Joaquim Torra
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