Orfeo le da al alcohol
La gran directora británica Katie Mitchell debuta en Barcelona con ‘Sombra’
Los asistentes al Grec disfrutarán esta noche con la visita de Katie Mitchell, una de las grandes directoras de teatro británicas que presenta Sombra (habla Eurídice), una puesta al día del viaje de Orfeo a los infiernos en busca de su amada, donde el héroe no lo es tanto, y la amada no se limita a esperar tranquilamente su rescate.
Una de las grandes directoras de teatro británicas, Katie Mitchell, debuta esta noche por fin en Barcelona. El festival Grec presenta hoy y mañana en el Teatre Lliure su montaje Sombra (habla Eurídice), una revisión total del viejo mito de Orfeo y su amada. La historia original contaba que Orfeo, el gran poeta cuya música amansaba a los hombres y le permitía comunicarse con las fieras, había descendido a los infiernos a buscar a Eurídice, a la que podría sacar a condición de no mirar atrás. En cambio en Sombra –un montaje creado a partir de un texto de la Nobel Elfriede Jelinek y protagonizado por los enormes autores de la Schaubühne de Berlín–, Orfeo es un ser egoísta que ha castrado las posibilidades de crecimiento de Eurídice. Un egomaníaco y alcohólico cantante pop de éxito que no ha permitido que su pareja, escritora, desarrolle su talento. Así que cuando ella desciende a los infiernos y él quiere rescatarla, la historia será levemente diferente.
Katie Mitchell, que dirige con más frecuencia en el resto de Europa que en su país –donde la acusaron de vandalizar los clásicos–, quedó atrapada por el texto de Jelinek: “Siempre me interesó el viejo mito de Orfeo, pero el punto de vista de Eurídice no se contaba nunca. Y la mitología crea patrones de pensamiento en la sociedad. Sea Hamlet o una historia fundacional de la cultura Occidental como ésta, en la que el hombre es el que crea la música y tiene derecho a ser músico, compositor, y la mujer es la persona que acaba en los infiernos. A cierto nivel, eso da forma a cómo pensamos y nos comportamos hoy, y es importante reexaminarlo”.
En esta reescritura, prosigue, “Eurídice ha internalizado el sexismo de la sociedad y tiene una baja autoestima, se interesa por lo que hace su pareja pero él no en lo de ella, quiere ser escritora pero no encuentra el espacio para serlo y se da cuenta de que preferiría el mundo subterráneo tranquilo en el que puede escribir eternamente que el ruidoso mundo de su amante y del patriarcado donde las mujeres están oprimidas y no tiene espacio para pensar. Es una historia extrema, pero Jelinek la presenta extrema para reexaminar cómo pensamos las cosas”, explica Mitchell, que ha transformado el texto, dice, “en un espectáculo de cine en vivo”.
No es para menos: sobre el escenario, un pequeño plató con un antiguo Volkswagen escarabajo. Rodeado por focos y por cámaras que graban las caras de los protagonistas, que se proyectarán en una pantalla gigante que desnuda todos los gestos. “El vídeo hace el acceso a la interpretación más igualitario”, razona Mitchell. “Si tienes menos dinero y te sientas lejos, ves peor la actuación. La gran pantalla ofrece a todos igual vista. Y permite la subjetividad: en teatro no puedes mostrar cómo Hamlet mira atento a Ofelia, no puedes meterte en su cabeza... pero el vídeo te acerca mucho a ella. En teatro no me interesan el lenguaje y la narrativa sino el comportamiento, y el vídeo permite ver cómo un pensamiento atraviesa una cara. Expande el rango de comportamientos que puedo mostrar”, concluye.
Mitchell: “La mitología crea en la sociedad patrones de comportamiento y es importante reexaminarlos”