Se sentaron
Tanto en California y los Estados del sur de EE.UU. como en el pequeño estado de Vermont en el norte, así como en decenas de naciones o pueblos sin Estado propio en Europa y en el resto del planeta, existen movimientos independentistas con vocación de formar nuevos estados. Algunos, tras años de sufrimiento y opresión tienen el derecho de autodeterminación reconocido por la ONU y ni siquiera han logrado ejercerlo. Es el caso del pueblo saharaui, a quien, por cierto, CiU negó el apoyo en el Parlament de Catalunya en el 2014 aduciendo pretextos poco consistentes (la idea era: como no aceptáis nuestra enmienda, que se jodan los saharauis). Otros tienen gobiernos autónomos o federales propios que forman parte de un único Estado plurinacional.
Pero mientras que en la mayor parte de estos lugares donde gobiernan a veces los independentistas, lo fundamental para sus líderes es impulsar la acción legislativa, gestionar y optimizar presupuestos, mejorar el día a día, negociar avances con sus gobiernos centrales o federales para vivir mejor en el país que dicen “amar”, resulta que en Catalunya nuestros jefes llevan años sin dar un palo al agua y casi exclusivamente dedicados a la consagración de los santos símbolos.
En dos horas y media de reunión distendida y en un buen rato de rueda de prensa en Blanquerna, Torra no fue capaz de priorizar ni un solo asunto de los que afectan a los catalanes en el día a día. De nuevo escenificando otro episodio de una mentira que ya no cuela: la de hacer ver que ignoran que la secesión de un Estado sólo se logra o a través de la fuerza de las armas o a través de las leyes que rigen
Ni repúblicas ni monarquías son la panacea, ¡basta ya de declaraciones vacuas!
en los propios Estados. La de hacer ver que ignoran que prácticamente ningún Estado se rige por leyes que faciliten la secesión.
Basta de repetir el mismo discurso como cotorras, basta de gestos para no enfadar a quienes prometisteis Eldorado. Si te presentas a elecciones autonómicas y generales, puedes rechazar leyes e intentar cambiarlas (cosa normal y democrática), pero no saltártelas y pretender seguir saltándotelas escudándote en la vacuidad de que lo “democrático es votar”. No. Lo democrático es no saltarse las reglas del juego al que te has sentado a jugar. Y si no, no haberte sentado. No es legítimo tener que soportar tantas contradicciones: ¡1-O!, Quiero otro referéndum .... (¿no era que ya valía el anterior?) ¡Uh, Oh! ¡Quiero república .... ! (¿no era que ya estábamos en una?). Si no lo estamos (cabía sospecharlo), toca de una vez gobernar la autonomía a cuyas elecciones te presentaste. Y por cierto, ni repúblicas ni monarquías son per se la pócima mágica, que monarquías democráticas y repúblicas fascistas (bien lo saben en la República Argentina que estos días celebra su 201.º aniversario), haberlas haylas. Y viceversa.