La actriz que evitó los latigazos rueda en España
Leila Hatami está en el punto de mira del integrismo iraní
Leila Hatami es la actriz iraní más conocida dentro y fuera de su país, una verdadera estrella internacional. La protagonista de Nader y Simin, una separación, película que en el año 2011 arrasó con los premios más importantes de la cinematografía, entre ellos el Oscar a la mejor película extranjera, el Festival de Berlín o los Globos de Oro, se encuentra estos días en Andalucía rodando su nueva película, Un hombre solo, del director Ali Reza Raisian.
Hatami, que en la película comparte protagonismo con Ali Mosaffa, su pareja en la vida real, encarna a una mujer que viaja por negocios a España, un país al que llega por primera vez y que le cambia la vida. El filme se está rodando en Málaga, Marbella y Algeciras por lo que respecta a sus secuencias españolas.
Protagonista de una gran cantidad de películas en su país, el talento de Hatami es reconocido en todo el mundo, lo que no impide que los sectores más integristas de Irán tengan a la actriz en el punto de mira. En el año 2014 un tribunal de Teherán solicitó su flagelación pública por traicionar el estatuto de las mujeres iraníes como “símbolo de la castidad y la inocencia” al haber saludado con un beso a Gilles Jacob, presidente del Festival de Cannes.
Lo que en la mayor parte del mundo se observa como una costumbre habitual fue entendido por los integristas religiosos como un auténtico pecado, ya que la ley islámica llevada al extremo prohíbe todo contacto físico de la mujer con hombres que no pertenezcan a su familia. Gilles Jacob tuvo que salir al paso asumiendo toda la responsabilidad por lo sucedido y exculpando a Hatami, lo que no sirvió, sin embargo, para aplacar las iras de los fundamentalistas.
Olvidado, de momento, aquel incidente, Leila Hatami vuelve a rodar películas y, por primera vez, lo hace en España.