La Vanguardia

Isabelle Huppert y Fanny Ardant, dos damas del cine francés

Fanny Ardant, actriz, estrena ‘Lola Pater’

- FERNANDO GARCÍA

La poderosa y siempre amable Fanny Ardant disfrutó a tope interpreta­ndo a un padre transexual, el inmigrante argelino Farid, que se reencuentr­a con su hijo Zino cuando ya desde hace años es la mujer que descubrió en su ser tras su fallido matrimonio. Es Lola Pater, encarnació­n del ejercicio total y hasta salvaje del libre albedrío que la actriz francesa defiende, con todas sus consecuenc­ias, frente a esa otra libertad de boquilla que muchos poderosos e intolerant­es abanderan pero a la hora de la verdad coartan.

¿Qué le enganchó de la película de Nadir Moknèche?

Es una pregunta difícil. Voy a contestar aunque no soy muy profesiona­l para este tipo de cuestiones. Yo soy, más bien, puro placer. Y lo que retengo de esta película es el placer que sentí al ser padre en un cuerpo de mujer; también el de tener un hijo varón, porque en la vida real sólo tengo hijas, tres, y con Tewfic Jallab (en el papel de Zino) fue un gran placer tener un hijo. Pero, sobre todo, yo siempre he cantado un himno a la libertad y ese personaje de Lola, en su desarrollo, me parecía uno de los caminos hacia la libertad más peligrosa y pura; con sus extravagan­cias y sus excesos. Ella es todo eso, pero en nombre de la libertad. Incluso con sus errores, pues no es una santa. Todo eso me gustó.

La libertad es ahora más sagrada que nunca pero tal vez está estandariz­ada. Esa libertad salvaje de la que habla tal vez no está del todo bien vista...

Desde luego. Nunca se había hablado tanto de libertad en nuestra sociedad, y sin embargo ésta cada vez se halla más encorsetad­a; como en un guetto. Porque en realidad no tenemos libertad para decir lo que queremos. Creo que fue Rosa de Luxemburgo la que dijo que la libertad es ante todo la de aquel que no piensa como tú. Cuando se habla de eso, todo el mundo está de acuerdo: tiene que haber libertad. Pero en cuanto se conoce a alguien que no piensa como uno, enseguida se le sataniza, sobre todo por parte de los medios. Lo bueno de Lola en este sentido es que ella no se queda en la teoría; ella paga en efectivo.

En Francia se criticó mucho al director por no elegir a un transexual real para el papel. ¿Cómo se tomó usted esa crítica?

Fue una queja estúpida. Estamos en la ficción. ¿Se imagina que los actores y actrices tuvieran que ser siempre lo que interpreta­n? Nadir replicó que ese reproche sólo tendrá sentido cuando haya un gran número de transexual­es. Pero sostener hoy día que sólo una transexual puede interpreta­r a una transexual… Es a eso lo que yo llamo gueto y dictadura de una minoría. Por la misma regla de tres, si hago el papel de una terrorista, alguien podría objetar que en la vida real no pongo bombas. Y he interpreta­do a Medea y no he matado a mis hijas.

Hablando de libertades y derechos, es obligado preguntarl­e sobre las protestas contra los abusos en Hollywood y las posteriore­s reacciones; entre ellas el manifiesto liderado por Catherine Deneuve en el que se decía que tal vez íbamos a la destrucció­n del galanteo. ¿Cuál es su posición? Lo que me gusta de la libertad es que con ella hay espacio para todo el mundo. No puedo imaginarme imponiendo tal o cual conducta. Yo tengo una relación difícil con la ley; no voy a dictar yo otra ley. Pienso que Catherine Deneuve tenía razón. Además, después del manifiesto ella escribió una carta de explicació­n. Sin embargo, en los periódicos se dijo que había hecho una carta de disculpa. Y es muy diferente. Es el gran problema de ahora con el poder de las redes y los medios: una pequeña frase enseguida se convierte en un insulto o una amenaza. Me fío muy poco de la plaza pública. Porque ahí todo adquiere una enorme resonancia que no abraza la sutileza de un pensamient­o, no admi-

“Sólo he hecho lo que he querido, y seguiré en este oficio mientras me siga emocionand­o”

“Temo que entramos en una época de miedo, y el miedo es el peor enemigo del hombre”

te las contradicc­iones ni el hecho de que cada uno tenemos una biografía diferente.

Usted vivió los cambios y revueltas de los 60, 70 y 80. ¿Estamos avanzando realmente en la defensa de las minorías y los derechos respecto a aquellas épocas? No sé si estamos avanzando o retrocedie­ndo, pero tengo la sensación de que hay un gran movimiento de oscurantis­mo. Me habla de los años 60 y los 70, y ése fue el clímax de la experiment­ación libre en teatro, pintura, ballet, literatura... Yo creo que el oscurantis­mo viene del capitalism­o. Porque con él todo está en venta; todo tiene un valor de mercado, o no. Pero también pienso que el péndulo se sigue moviendo punto. Yo he vivido la generación más libre que habido nunca. Ahora quizá vamos a entrar en un periodo donde puede que no haya una ley represiva pero habrá miedo. Y para mí el miedo es el peor enemigo del hombre. Por ejemplo, en relación con los temas de la inmigració­n, el terrorismo y el Islam se ha canalizado muy bien a la gente para que tenga miedo. Es responsabi­lidad de cada uno reflexiona­r y no escuchar la voz política. Por eso me gustaban tanto los italianos hasta ahora: acogían los inmigrante­s a pesar de la ley.

Siempre ha hecho usted cine y parece que seguirá en ello. ¿Que le pide al cine en lo que le quede de carrera? Siempre dije que seguiré en este oficio mientras me siga dando placer; que nunca lo haré como trabajo. Aquí no hay experienci­a. Tengo que emocionarm­e en cada película para sentirme como al principio de mi carrera. Y puedo decir, con cierta pretensión, algo importante: que solo he hecho lo que he querido.

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 ?? SURTSEY FILMS / ACN ?? Fanny Ardant en un fotograma de Lola Pater, donde hace de transexual. La cinta se estrena hoy en las salas españolas
SURTSEY FILMS / ACN Fanny Ardant en un fotograma de Lola Pater, donde hace de transexual. La cinta se estrena hoy en las salas españolas

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