Cruzada contra las vacunas
Italia entierra la ley que multaba a los padres que no vacunan y exigía presentar un certificado en la escuela
Italia es un país de contradicciones. El año pasado sufrió 4.500 casos de sarampión. Fue el segundo país de Europa, sólo por detrás de Rumanía, en el gran brote continental de más de 14.000 contagiados. Pero igualmente, los partidos populistas que ganaron las elecciones, el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga, decidieron seguir librando su batalla particular en la campaña electoral para que las diez vacunas que el anterior Gobierno del centroizquierda estableció como obligatorias quedasen a la libre decisión de los padres.
Ahora, la nueva ministra de Sanidad, Giulia Grillo (M5E), está a punto de presentar la reforma de la ley para acabar con las multas a los padres que no vacunen a sus hijos. De momento ya ha distribuido una circular por la cual no hace falta un certificado médico para probar que han sido vacunados antes de ser inscritos al siguiente curso escolar, sino un mero “autocertificado”. Ella, que es médico, dice que no es contraria a las vacunas –está embarazada y vacunará a su hijo, promete–, pero considera que existen suficientes motivos para que la libertad personal se imponga a la visión de la comunidad científica y de la Organización Mundial de la Salud.
“Nuestro país tiene pésimos precedentes. En los años noventa un profesor de Módena aseguró haber encontrado la cura contra el cáncer y nuestro Gobierno autorizó la investigación sin respaldo científico”, explica el inmunólogo de la Universidad San Raffaele Roberto Burioni, una de las principales voces a favor de la obligatoriedad de las vacunas en Italia. Fue de los primeros en criticar la polémica frase del ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, que aseguró que muchas de las vacunas obligatorias no sólo son “ineficaces”, sino también “peligrosas”.
Contrariamente a lo que se podría pensar, muchos aplaudieron la ocurrencia de Salvini. La sociedad italiana tiene una tendencia a desconfiar de todo lo establecido como oficial. Cada cierto tiempo surgen algunos médicos en busca de notoriedad que aseguran tener curas milagrosas sin ninguna validez científica. Tullio Simoncini, que dice ser un oncólogo aclamado en el extranjero, aseguraba curar el cáncer con un tratamiento a base de bicarbonato que costaba 7.000 euros a los pacientes. El gurú italiano Davide Vannoni, condenado por estafa, llegó a conseguir que el Gobierno le dejase probar en hospitales públicos su método Stamina, un supuesto tratamiento a base de células madre alteradas para combatir enfermedades neurodegenerativas.
El M5E, inspirado por el cómico genovés Beppe Grillo, siempre ha recogido esta pulsión esotérica y se ha erigido como el garante de las causas perdidas médicas. En el 2015 propusieron una ley para limitar las vacunas porque las vinculaban al autismo, la leucemia, las alergias o el cáncer. Incluso Giuseppe Conte, el primer ministro actual, entró en contacto con el grillismo a través de su defensa legal del método Stamina. Pero no están solos. Los grupos antivacunas en Italia son una potente fuente de réditos electorales. Según Claudio Simion, el presidente de Comilva, su principal asociación, mueven varios millones de personas.
“Creemos que el respeto de la libertad de elección de cura es fundamental. Las vacunas no son enteramente necesarias y deben ser evaluadas individualmente para cada caso”, asegura Simion, que pese a no ser médico –es ingeniero– cree que haber investigado mucho y la opinión de algunos médicos contrarios al dictamen oficial le avalan para hablar del asunto. Él afirma que sus hijos tuvieron problemas por las vacunas, y que sólo se deberían aplicar después de que los médicos estudien particularmente cada caso si no hay reacciones negativas para la salud.
La ley del año pasado, impulsada por la exministra Beatrice Lorenzin, ha tenido consecuencias. “En un año ha habido un aumento espectacular de la cobertura –explica Roberto Burioni–. Tenemos una ley que funciona, que los italianos respetan. Decir que las vacunas están bien pero no podemos obligar a ellas sería como dejar libertad para pagar los impuestos”. Pero a falta de los detalles de la propuesta del M5E, en la nueva Italia vencen los antivacunas.
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