Felipe es una época
“¡Yo estoy aburrido de mí mismo!”, clamó Felipe González cuando, hace unos años, le volvieron a reclamar que escribiera sus memorias. “Nunca las quiso escribir”, corrobora ahora su fiel Joaquín Tagar. “Pero sus memorias están en sus papeles personales”. Y ya advierte, pese al temor de algunos: “¡Aquí no hay secretos de Estado, que están donde tienen que estar!”. Bajo siete llaves.
A sus 76 años, la cabellera nívea y ya apoyado en un bastón, al expresidente del Gobierno le sigue interesando más pensar en el futuro que desempolvar papeles del pasado. Pero fue su hija María, nacida el mismo 1978 en que vio la luz la Constitución, quien decidió ponerse manos a la obra para preservar y difundir los archivos y viejos papeles de su padre a través de la fundación homónima que se constituyó en el 2011. “En sus manuscritos se ve al ser humano detrás del personaje”, asegura.
Y con el mismo ánimo que, siendo niña e inquilina de la Moncloa, le transmitió su madre, Carmen Romero: “Esta no es nuestra casa, ¡no os olvidéis de eso!”. “Este no es el archivo de mi padre, sino de todos, porque este proyecto honra el legado de una época”, subrayó ayer María González durante la presentación en sociedad del Archivo de Felipe González, en el auditorio de la Fundación Telefónica en Madrid. A su vera, la directora de la Fundación Felipe González, Rocío MartínezSampere, confirmó que lo que presentaban no era “el archivo de una persona, sino de una época”. Porque el veterano expresidente socialista, vino a decir, es más que una persona: “Felipe fue una época”.
Y buena parte de las caras de aquella época se volvieron a reunir para celebrar el alumbramiento:
“¡Yo estoy aburrido de mí mismo!”, clamó el expresidente al rechazar escribir sus memorias
Solana, Almunia, Rubalcaba, Maravall, Bono, Rosa Conde, Ángeles Amador, Luis Yáñez, José Enrique Serrano, hasta Elena Benarroch...
Dos años y medio de intenso trabajo culminan ahora con la puesta a disposición de la ciudadanía en un simple click –en Fundacionfelipegonzalez.org– de los primeros 3.000 documentos. Incluyen manuscritos del expresidente entre 1974 y 1993, documentos personales y de su primera actividad política entre 1968 y 1974, y una parte importante del fondo fotográfico. El propio González bromeó ayer con el carácter “contracultural” de la iniciativa: “Ahora que la moda es borrar los tuits, ¡yo estoy contraculturalmente publicando lo que era semejante a los tuits de mi vida!”.