El rock afilado de Jack White abre el Cruïlla
La novena edición del festival Cruïlla en el Parc del Fòrum inició ayer su singladura con un cartel breve, con los nombres destacados de Jack White y Bunbury, pero con el suficiente atractivo para convocar a un buen número de asistentes que desde las siete de la tarde se empezaron a congregar ante un escenario principal de bonito diseño, con caballitos de mar mecánicos de color herrumbroso que contrastaban con unas sombrillas blancas.
El encargado de abrir la velada fue Steven Gene Wold, alias Seasick Steve, un bluesman estadounidense afincado en Noruega. Luciendo su característica barba blanca, gorra y cuerpo tatuado, este veterano músico, que en su juventud fue un auténtico hobo
(vagabundo), llegó al festival sin disco nuevo bajo el brazo. El último, Keepin’ the horse between me and the ground, data de 2016. Con un repertorio de grandes éxitos abrió el concierto con Don’t know why she loves me but she do a ritmo de atronador boogie, y luego sonaron otros más añejos como Summertime boy o Last po’ man
en los que se lució al dedal deslizante un guitarra solista de lujo, nada menos que Luther Dickinson del grupo North Mississippi Allstars, que también brilló al bajo. Extasiado con la vista marítima que se le ofrecía, Seasick Steve demostró que, además de ser un hombre rudo que le da a la botella, tiene también su corazoncito e hizo subir a una chica al escenario para cantarle una canción de amor tras estrenar el tema Young blood.
Desde primera hora se hizo evidente la variedad del público autóctono que asiste al festival Cruïlla. Así se podían ver mezcladas camisetas con el logo de Pachá y otras discotecas de Ibiza y estampados de Metallica, rastas y tatuajes, madres veteranas con hijas adolescentes, camisas floreadas y bermudas por doquier, gorras y sombreros de paja, trabajados maquillajes y looks casuales y, por supuesto, muchos fans de Bunbury dejando constancia que habían asistido a sus anteriores giras de Hellville o Palosanto.
El excéntrico rockero Jack White pasó por el festival como cabeza de cartel en la que es gira de presentación del nuevo disco Boarding house reach, su tercer álbum en solitario tras disolver The White Stripes. En su concierto abundaron los rescates del celebérrimo dúo –entre los que no puede faltar el himno Seven nation army a modo de gran colofón– y no sólo eso sino que en sus cambiantes repertorios también suele recuperar material de sus otros proyectos, los grupos The Raconteurs y The Dead Weather.
Si bien el nuevo trabajo ha sido recibido con frialdad por su excesiva experimentación, en directo Jack White sigue siendo un héroe de la guitarra; o mejor dicho, de las guitarras porque utiliza una buena ristra de ellas. Acompañado por un cuarteto, integrado por los teclistas Neal Evans y Quincy McCrary, el bajista Dominic Davis y la batería Carla Azar, su espectáculo cuenta con unas pantallas que mezclan primeros planos y detalles de los instrumentistas con montajes de video inspirados en la ciencia ficción. Enlazando poderosos riffs, solos endiablados y guiños de ojo al blues, siempre con su desgañitada voz, incluso se puso pop para cantar sin guitarra We’re going to be friends de su añorado primer grupo.
CARTEL BREVE
Bunbury y el bluesman Seasick Steven acompañaron a White en la primera jornada
MEZCLA DE ESTILOS
Entre el público se podían ver camisetas de Pachá, de Metallica o camisas floreadas