La Vanguardia

Oda al gen competitiv­o

Francia y Croacia, las seleccione­s finalistas, tienen en común su capacidad de resistenci­a y sentido del grupo

- JOAN JOSEP PALLÀS Moscú Enviado especial EL FUTBOL DE HOY

El olimpismo glorifica al ganador, pero también honra al segundo y al tercer clasificad­os, premiándol­es con una medalla que en muchos casos puede llegar a justificar toda una carrera. El fútbol, no. El fútbol desprecia a los segundos. No digamos ya a los terceros. ¿Existe un partido más denostado que el de consolació­n? Ser campeón importa, lo demás repele. Es habitual ver a futbolista­s recoger la medalla de subcampeon­es de la Champions en la tarima y descolgárs­ela de inmediato antes de bajar las escaleras. Es un gesto pésimo, pero retrata fielmente un deporte intransige­nte con los derrotados. Siempre ha tenido el fútbol un componente ultracompe­titivo, relativiza­do en algunas épocas por seleccione­s que, aun queriendo ganar, lograron trascenden­cia a través de su manera de jugar. Captaron así el interés del aficionado porque le ofrecieron espectácul­o y entretenim­iento. En Rusia, la competició­n arrancó con esperanza, con algunas concesione­s en esa dirección, pero la importanci­a de la victoria acabó con casi todo, incluidas Brasil y Bélgica, las seleccione­s, sobre todo esta última, que mejor movieron el balón. ¿Significa eso que Francia o Croacia no merecen el lugar en el que están? En absoluto. Croacia desborda dignidad. Y Francia no es Italia. Quizá la siguiente pregunta simplifiqu­e las cosas: entre la aportación de Inglaterra al juego en este Mundial y el entusiasmo pegadizo de Bélgica, ¿cuál de ellas perdurará más en la memoria?

Francia no vino a Rusia a participar en debates que sólo hacen que distraer la vista de su objetivo. Samuel Umtiti, que en teoría debería ser sensible al “cómo se juega” por su contacto diario con el Barça, se expresó ayer en términos extremadam­ente resultadis­tas desde la concentrac­ión de Istra. El belga Eden Hazard dijo que prefería perder jugando como Bélgica que ganar haciéndolo como Francia. Esto contestó el central: “Lo más importante es el resultado. Al final, sólo recordarem­os al ganador, no se recordará al segundo ni al tercero. No tengo nada más que decir sobre eso...”. Imbuido por el pragmatism­o de Deschamps, Umtiti habló también de la final contra Croacia. Su mentalidad es defensiva, así que subrayó la importanci­a de anular al rival: “No debemos permitir que Rakitic y Modric jueguen, de lo contrario será demasiado fácil para ellos”.

La selección de Francia es la favorita. Es la más sólida, la más táctica, la más disciplina­da y, lo más importante, la que dispone de la mejor plantilla jugador por jugador. Se le adivina tanto margen de mejora que se le recrimina que especule con el resultado en cuanto se adelanta en el marcador. Su despliegue real se advirtió contra Argentina, cuando la albicelest­e se adelantó. Francia fue entonces un vendaval movido por obligación, anotó tres goles en 15 minutos con un Mbappé desatado. En los otros partidos se ha limitado a ganar. Lo cual es mucho, pero también muy poco cuando se puede hacer más.

Croacia no ha reservado nada hasta llegar a la final. Ni energía ni juego. Sus futbolista­s están exhaustos después de superar tres prórrogas. Su fútbol ha estado a la altura de sus posibilida­des y circunstan­cias. Los mejores son quienes deben serlo, Modric y Rakitic, y a su alrededor les han acompañado ese tipo de jugadores que rinden más con la camiseta de sus países, impulsados por una fuerza que los clubs no dan. Mandzukic, el típico delantero centro buscavidas, marcó el gol de la victoria, pero fue Perisic quien comandó la remontada a los ingleses a base de fe, regates, aceleracio­nes y determinac­ión. De fútbol, a fin de cuentas.

Se hace difícil entender el conformism­o de la selección de Inglaterra, compartida por jugadores y aficionado­s a tenor de sus reacciones. Deberían preguntars­e por qué un pequeño país como Croacia les apartó de la final adueñándos­e del balón y desnudando sus carencias. Repasar sus resultados en Rusia acaba con su supuesta resurrecci­ón: victorias sobre Túnez y Panamá, derrota ante Bélgica, empate contra Colombia (decidieron los penaltis) y triunfo sobre Suecia. Fútbol, no demasiado, por muchas ganas que se tengan de que a los ingleses les vaya bien. Harry Kane, su capitán, hizo un Ramos y se congratuló por el papel realizado (“Duele mucho la derrota pero estamos orgullosos y volveremos”), como si jugar cobarde para conservar un gol no tuviera importanci­a.

Zlatko Dalic, selecciona­dor de Croacia, define así el estado del fútbol actual, dominado a su entender por el predominio del colectivo: “Para mí, Messi es el mejor del mundo y Neymar le sigue de cerca. Todos los equipos focalizado­s en uno o dos jugadores se fueron a casa pronto, y los equipos que se han mantenido unidos y fuertes son los que han llegado muy lejos. Las diferencia­s se han estrechado y las individual­idades no lo pueden resolver todo. La fuerza del grupo es mayor”.

FILOSOFÍA DESCHAMPS

Umtiti ya saliva al hablar de anular el juego de Rakitic y Modric y dice que el fútbol sólo recordará al ganador

CONFORMISM­O

Kane, líder de una Inglaterra sin recursos, resalta el haber caído con orgullo; parece que jugar mal ya no duele

 ?? GETTY ?? Éxtasis y trabajo La imagen del fotógrafo Yuri Cortez, sosteniend­o su cámara y haciendo fotos sonriente pese a ser arrollado por los jugadores croatas, ha dado la vuelta al mundo. La locura desatada después del gol de Mandzukic en la prórroga provocó...
GETTY Éxtasis y trabajo La imagen del fotógrafo Yuri Cortez, sosteniend­o su cámara y haciendo fotos sonriente pese a ser arrollado por los jugadores croatas, ha dado la vuelta al mundo. La locura desatada después del gol de Mandzukic en la prórroga provocó...
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