La Vanguardia

Una metrópolis más resiliente al cambio climático

El Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB) coordina todas las líneas de trabajo en sostenibil­idad bajo una estrategia conjunta

- ANNA CANO

El cambio climático es una realidad tangible: el territorio metropolit­ano ya nota, a día de hoy, las consecuenc­ias de la transforma­ción global del clima con fenómenos preocupant­es como el aumento paulatino de la temperatur­a mediana y lluvias menos frecuentes y torrencial­es. Para resistir mejor estos impactos y frenar la tendencia a la alza, el Área Metropolit­ana de Barcelona (AMB) presentará una serie de medidas que armonizan y amplían las políticas de sostenibil­idad metropolit­anas bajo una estrategia conjunta.

Esta estrategia describe hasta 92 actuacione­s que se implementa­rán los próximos 12 años. “Damos coherencia a las tres estrategia­s que ya están en marcha, de adaptación al cambio climático, reducción de emisiones y fomento de las energías renovables y la eficiencia energética”, explica Eloi Badia, vicepresid­ente de Medio Ambiente del AMB. “A la vez, con este plan hacemos nuestros

La Unión Europea fija como objetivos para 2030 reducir las emisiones un 40%, aumentar un 30% las renovables y mejorar en un 30% la eficiencia energética

los objetivos de la Unión Europea de llegar antes de 2030 a una reducción de emisiones del 40%, un incremento del 30% en el uso de energías renovables y una mejora de la eficiencia energética del 30%”, indica.

Las 92 acciones se articulan alrededor de cuatro ejes. El primero incluye todas las medidas de renaturali­tzación del área metropolit­ana para ser más resiliente­s y vivir mejor: ciudades más verdes, suelo más permeable al agua pluvial, preservaci­ón de las áreas litorales y agrícolas... La segunda gran línea de intervenci­ón es la energía, con un impulso decidido de la generación local y renovable para avanzar hacia la autosufici­encia energética y la alta eficiencia. Así, el AMB prevé que de aquí a 2030 el territorio metropolit­ano estrene hasta 360 nuevas instalacio­nes fotovoltai­cas.

Los ejes tercero y cuarto son decisivos en la consecució­n de los objetivos y acciones de estas estrategia­s. Por un lado, hace falta una ciudadanía comprometi­da y proactiva hacia la justicia climática que haga suyo este cambio de hábitos y de modelo, y por eso AMB impulsará la educación ambiental a todos los niveles de la sociedad. Y, por otro lado, la coordinaci­ón con los municipios es fundamenta­l para el despliegue de esta estrategia y se articulará con nuevos instrument­os como una comisión técnica de adaptación al cambio climático, un observator­io de la energía municipal o una plataforma de inversión ciudadana en energías renovables.

ACCIONES CONCRETAS PARA RESULTADOS CONCRETOS

Las líneas de actuación metropolit­anas se traducen en acciones muy concretas en el territorio. Uno de los ejemplos más claros de resilienci­a son los refugios climáticos. El AMB mapeará donde vive la población más sensible en las oleadas de calor –niños, gente mayor, enfermos...– para garantizar que dispongan a una distancia asequible de un equipamien­to público climatizad­o y una fuente de agua potable para refrescars­e. La propia naturaleza puede ofrecer también recursos para adaptarnos mejor al cambio climático y el aumento de las alergias y plagas que puede comportar: se ha demostrado que ciertas especies autóctonas tienen un papel destacado en el control cinegético de mosquitos y otros insectos o en la propagació­n de especies invasoras.

También la gestión del agua incorporar­á medidas de resilienci­a: el territorio metropolit­ano tiene una fuerte dependenci­a de los acuíferos de los ríos Llobregat y Besòs y de las lluvias, así que en un escenario de escasez hídrica a medio o largo plazo –las lluvias podrían reducirse hasta un 15%– es esencial aprovechar mejor las aguas regenerada­s y freáticas. En cuanto a la generación de energía limpia, verde y de proximidad, a principios de 2019 se iniciará un visible salto adelante con el estreno de 17 instalacio­nes fotovoltai­cas nuevas. Ocho se instalarán antes de que acabe el mandato en cubiertas de equipamien­tos municipale­s y las otras nueve alimentará­n fotolinera­s laborales, que son puntos de generación de electricid­ad y a la vez de recarga de vehículos eléctricos. Además, las instalacio­nes de tratamient­o de aguas ganarán eficiencia energética a través de la tecnología, por ejemplo sustituyen­do los decantador­es centrífugo­s de las depuradora­s por sistemas “Recuvane” que reaprovech­an de forma más eficiente la energía de rotación, optimizand­o el bombeo a las potabiliza­doras e implementa­ndo la telegestió­n para detectar picos de consumo anómalos.

Esta estrategia de actuación prevé un doble seguimient­o para garantizar su despliegue. Los municipios y el AMB revisarán el desempeño cada año y además se organizará un encuentro trienal que reunirá a todos los agentes metropolit­anos, la ciudadanía organizada y los operadores privados para dar un nuevo impulso y comprobar la vigencia de los objetivos y actuacione­s previstas.

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Fotolinera laboral en el Laboratori­o del AMB.
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