Un actor para el día de mañana
La adaptación televisiva de ‘El día
de mañana’ ha colocado en el mapa a este joven barcelonés de 25 años que no ha parado de recibir elogios por su trabajo
Esta primavera ha sido especial para Oriol Pla, un joven actor barcelonés nacido hace 25 años que empezaba a ser una cara conocida de los televidentes catalanes por sus apariciones en series como El cor de la ciutat y Merlí y por su corta pero intensa trayectoria teatral. Pero en un par de meses ha protagonizado el anuncio veraniego de la cerveza Estrella Damm al lado de Michelle Jenner y, sobre todo, ha estrenado El día de mañana, la adaptación televisiva que Mariano Barroso ha hecho de la novela homónima de Ignacio Martínez de Pisón, donde encarna a un polifacético Justo Gil, el hombre de las mil caras que es recordado de manera diferente por todos aquellos que le conocieron.
La interpretación de Oriol Pla en El día de mañana, que ya ha sido reconocida por la critica especializada como una de las series del año, ha recibido numerosos elogios. Empezando por el director de la serie, Mariano Barroso, recientemente nombrado presidente de la Academia del Cine, que afirmaba que se trataba “de un actor estratosférico y una fuerza de la naturaleza” y que le recordaba a algunos de los grandes actores con los que ha trabajado como Eduard Fernández y Javier Bardem. “Tiene mucha personalidad y es muy flexible, capaz de dar lo más oscuro y lo más luminoso de un personaje. Es difícil encontrar a un actor con esta energía y pasión”.
Hijo de los cómicos Quimet Pla, cofundador de Comediants, y Núria Solina, de Picatrons, clown y violinista, Oriol ha crecido mamando la interpretación desde pequeñito, moviéndose entre la mímica, el circo y la danza. Se califica de autoexigente, lo cual afirma que le impide disfrutar a fondo de su trabajo pero al mismo tiempo le puede llevar a ser considerado una gran esperanza de futuro para el mundo de la interpretación.
Forjado en los circuitos del teatro independiente, dio vida al activista Carlo Giuliani en la obra Ragazzo, donde ya empezó a dar muestras de su talento. También ha participado en otras obras como Odisseus y La calavera de Connemara y hasta junio pasado estuvo en el Teatre Lliure de Gràcia, donde agotó las entradas para ver Be God is, espectáculo cocreado por él junto con Marc Sastre y Blai Juanet Sanagustín, en lo que han trabajado durante cinco años y que es una mezcla de espectáculo de clown, mimo, música y danza con un sentido del humor “alocado, surrealista y trepidante”, define.
En cine, posiblemente el papel que le ha dado más notoriedad ha sido en Truman (Cesc Gay, 2015), donde dio vida a Nico, el hijo de Ricardo Darín, pero también ha trabajado, y como protagonista, en Any de Gràcia (Ventura Pons, 2011), Animals (Marçal Forés, 2012) y Incerta glòria (Agustí Villaronga, 2017). Tiene pendiente de estreno Petra, una película de Javier Rosales, que llegará en octubre.
Pero, como suele suceder, es la televisión la que da más visibilidad al trabajo de los actores. En Merlí era el hermano del Pol (Carlos Cuevas), un personaje secundario pero poco importa en una serie de tanto éxito como la protagonizada por Francesc Orella. “Hace poco, una pareja argentina me paró en la plaza de la Revolució en Gràcia para decirme que les había encantado la serie”, explica. En TV3 también participó cuando tenía 15 años en El cor de la ciutat, donde interpretaba a un niño que sufría bullying (“allí me lo pasé muy bien, era como jugar”, recuerda) y en el telefilme Ebre, del bressol a la batalla, que recreaba la participación de la quinta del biberón en la Guerra Civil.
Ahora es Justo Gil en El día de mañana, la serie de Movistar+ donde se retrata la Barcelona del tardofranquismo y de los primeros años de la transición, un periodo que abarca desde mediados de los sesenta hasta finales de los setenta. A Barcelona llega este joven inmi- grante aragonés con la esperanza de encontrar a unos médicos que curen a su madre enferma y que acabará buscándose la vida al precio que sea, sin tener escrúpulos, pasando por encima de quien haga falta y y utilizando todas las estratagemas posibles. Un personaje complejo, tierno y perverso al mismo tiempo, a quien Oriol Pla interpreta de forma contundente y convincente, consiguiendo que entre Justo Gil y la audiencia se establezca una relación de amor y odio.
El actor leyó la novela “dos veces y casi tres” antes del rodaje y se muestra satisfecho de protagonizar una ficción “que explica una parte de la historia de mi ciudad”. Confiesa que de lo que más le ha sorprendido de lo que ha descubierto sobre aquella Barcelona son “algunos detalles de las torturas de la brigada político-social y de los movimientos de la ultraderecha catalana”.
El actor, que de no haberse dedicado a la interpretación le hubiera gustado viajar por el mundo como fotoperiodista, también se define como seguidor de series cuando el tiempo se lo permite. Entre las últimas que ha visto están Mindhunter, El cuento de la criada (The handmaid's tale), The wild wild country y
Rick y Morty, “que es una genialidad”. Y entre las clásicas no faltan
Juego de tronos, Breaking bad y
Boardwalk Empire. ¿Proyectos futuros? “Algo de teatro que no puedo especificar, pero nada de cine y televisión por ahora; por lo tanto, de momento, disfrutar del verano”.
Mariano Barroso le augura un gran futuro: “Es un intérprete estratosférico y una fuerza de la naturaleza”