“La fiesta se acabó con el Mundial de Videla”
¿Cómo va el trabajo?
El otro día tuve que ir de urgencias a la clínica Corachán. Una pequeña crisis respiratoria por el polen de los plátanos.
¿Qué equipo quiere que gane el Quijote de la Rambla?
Ninguno. El Quijote es universal y su único color es el blanco de la paz. Los molinos de viento se han personificado ahora en la burocracia municipal que discute a las estatuas humanas su condición de patrimonio inmaterial de Barcelona.
Pensaba que usted como hispanoargentino...
La fiesta se acabó para mí con el Mundial de 1978, celebrado en plena dictadura de Videla, mientras se producían los vuelos de la muerte. Yo era un crío, vivía cerca de la Casa de Gobierno de Buenos Aires y una noche casi nos detienen a mi primo y a mí porque nos confundieron con subversivos.
¡Si debían ser unos críos!
Yo tenía 12 años. Pero cualquiera podía desaparecer y la FIFA miraba para otro lado. La dictadura aprovechó el Mundial para legitimarse. Desde entonces veo el fútbol como el pan y el circo de los romanos.
¿Se ven más aficionados de selecciones en la Rambla?
Los de siempre. Y argentinos, colombianos, nigerianos... No he estado muy pendiente.
¿No ha notado la efervescencia del Mundial?
Si le soy sincero, supe que había empezado con mucho retraso y gracias a un watsap de mi familia en Argentina.