El efecto Drazen Petrovic
Se llama Slavko y es de Bugojno, en Bosnia. Es uno de los croatas nacido allí, niño de la guerra que, con tan sólo diez años, visitó dos veranos consecutivos València. Años después, se instaló en Barcelona después de unos años en Chicago. Cansado de EE.UU. decidió volver a Europa, descartó los Balcanes y pensó en Barcelona. Llegó y se quedó con un restaurante en la calle Consell de Cent, al que cambió de nombre y ahora se llama Roux Bar, con comida francesa e ibérica.
En Catalunya hay pocos croatas (no llegan a los 700, según el Idescat) pero cuando juega Croacia el bar de Slavko se llena para ver el partido en la pantalla del local. Mañana será otro día de lleno hasta la bandera. Por primera vez en su historia, Croacia disputará la final de un Mundial de fútbol y una efeméride como esta no pasará inadvertida en Catalunya. Cuando telefoneamos al cónsul honorario de Croacia en Barcelona desconocía lugares de concentración de croatas para seguir los partidos del Mundial. Es cierto: no hay concentraciones convocadas para mañana con Croacia ni pactadas, ni promocionadas. Sí, en cambio, con los franceses que quieren meter
4.000 personas en el Poble Espanyol. Quien quiera croatas deberá ir al Roux Bar, donde conocerán a Slavko, que mañana vestirá con su camiseta talismán: la de Drazen Petrovic. No es de fútbol ni de Croacia. Es de los New Jersey Nets de baloncesto, de cuando Petrovic jugó allí a principios de los 90. “Es una camiseta que me da suerte. El domingo la llevaré puesta como he hecho en todos los partidos del Mundial de Rusia que ha jugado Croacia”, asegura orgulloso Slavko. Hablamos de Drazen. Somos dos fans de uno de los genios que ha dado el deporte europeo. En el exterior del restaurante una pizarra nos recuerda que podemos comer quesos, embutidos, tártar de salmón, magret de pato .... Y también un plato, el único de los Balcanes, de nombre imposible: chevapchichi, una mezcla de carne (especialmente de cordero) marinada y macerada con una salsa picante servida aparte. Sonríe cuando le pregunto por la final contra Francia. Y suelta convencido: “Ganaremos”.
Slavko se cambiará la camiseta del día de la foto por su prenda talismán de Drazen Petrovic