La Vanguardia

La confidente del cantante

NANCY SINATRA (1917-2018) Primera mujer de Frank Sinatra

- PABLO CUBÍ

Frank Sinatra tuvo una esposa, una pasión, un desliz y una compañera. Fueron las mujeres que llenaron su vida. El desliz fue su breve matrimonio con Mia Farrow. La pasión y desesperac­ión vino de la mano de Ava Gardner. Con Barbara, su cuarta mujer, consiguió la serenidad que necesitaba en la madurez. Sin embargo, la amiga, la confidente, la que siempre le hacía sentirse en casa fue su primer amor, su esposa Nancy.

Nancy era la madre del clan, el lugar al que volver. Suyos son los tres hijos que tuvo Sinatra. La más famosa de sus hijas, la también cantante Nancy Sinatra, fue quien informó de la muerte de su madre, el viernes, a los 101 años.

Nancy Barbato –su nombre de soltera– y Frank Sinatra se conocían desde la adolescenc­ia. Eran hijos de familias amigas italianas. Se casaron en 1939 en una iglesia católica de Nueva Jersey. Ella tenía 22 años y él, 23. Sinatra acababa de empezar como cantante y su carrera no tenía aún visos de despegar.

Durante los primeros años, el matrimonio vivió en un modesto piso de Jersey y allí nacieron los dos hijos mayores, Nancy y Frank junior. Sinatra se ganaba la vida como cantante y camarero y su mujer trabajaba como secretaria para acabar de cubrir gastos.

Cuando, ya entrada la década de los cuarenta, Sinatra se convirtió en la sensación del mundo de la música, la pareja se trasladó a vivir a Los Ángeles, donde también se les abrirían las puertas del cine. Allí, el respetado marido, siempre chapado a la antigua, se convertirí­a en el extroverti­do hombre de mundo, pícaro y mujeriego que ganó fama mundial.

Nancy Sinatra aguantó las infidelida­des cuanto pudo. Incluso cuando ya era público y notorio que Frank tenía un lío con la actriz Ava Gardner. Se resistió meses al divorcio, aunque finalmente cedió. Apenas unas semanas después de firmar los papeles, en 1951, Sinatra se casaba con la actriz, que era uno de los mayores símbolos sexuales del momento.

Cuando el escándalo se fue apagando, Nancy Sinatra pasó a un discreto segundo plano, en el que se dedicó a criar a sus hijos, que ya eran tres tras el nacimiento en 1948 de Tina Sinatra, la pequeña. En el mundillo de Hollywood, Nancy se había granjeado muy buena fama. Ella era la última víctima de una devoradora de hombres como Ava Gardner. La apoyaron y pudo mantener una activa vida social.

Cuando Frank vio su reputación arrastrada por los continuos devaneos de Ava, fue Nancy quien se guardó el orgullo y le mostró todo su apoyo. Le fue fiel hasta extremos sorprenden­tes. Frank regresaba con cierta frecuencia a su casa para poder disfrutar de los platos de pasta y otras especialid­ades italianas que, como el mismo cantante reconocía, cocinaba como nadie.

Las visitas se fueron haciendo frecuentes; las conversaci­ones telefónica­s, interminab­les. Era su amiga, su confidente. Frank aparecía a cualquier hora, y sentía que aquel seguía siendo su hogar, hasta el punto que a veces se quedaba dormido en el sofá junto a la chimenea. Nancy siempre tenía platos preparados en el congelador para ofrecerle llegara cuando llegara.

La boda en 1966 con Mia Farrow, que tenía 21 años, treinta menos que él, tampoco rompió sus lazos. “Si ibas a aquella casa notabas que mis abuelos seguían enamorados”, recordaba su nieta A.J. Lambert.

Nancy ha sobrevivid­o a su exmarido, fallecido en 1998, y también a su hijo mayor, Frank jr., que fue director musical, y que murió en el 2016. Mujer de un solo hombre, vivió en paz consigo misma y nunca se planteó volverse a casar.

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