La Vanguardia

La represión del Gobierno se cobra otros 28 muertos

El secretario general de la ONU califica de “inaceptabl­e” el uso de la fuerza letal

- MANAGUA Agencias

Al menos 28 muertos y decenas de heridos son el resultado de la “Operación Limpieza” iniciada el sábado por el Gobierno del presidente Daniel Ortega. La nueva ofensiva del Gobierno pretendía acabar con el bloqueo de diversas vías de comunicaci­ón que los autoconvoc­ados, como se denomina a los grupos de resistenci­a civil –a los que Ortega acusa de terrorismo–, llevaban a cabo en el marco de las protestas que se prolongan de forma ininterrum­pida desde el pasado abril.

La ofensiva, llevada a cabo por la policía junto con fuerzas parapolici­ales y paramilita­res, se inició el sábado en Chontales, un municipio de la zona central del país, a unos 200 kilómetros de Managua, donde 18 campesinos fueron asesinados, según informó a través de redes sociales el Movimiento Campesino de Nicaragua.Los cuerpos de las víctimas seguían ayer en la zona. Las familias no se atreven a recogerlos por temor a nuevos ataques.

La agresión ocurrió a pesar de que el Movimiento y el Gobierno habían llegado a un acuerdo para acabar con los bloqueos a cambio de la liberación de Medardo Madeira, un campesino acusado de terrorismo.

Ya el domingo, las fuerzas gubernamen­tales llevaron a cabo una ofensiva en cinco municipios de los departamen­tos de Masaya y Granada, situados en la costa del Pacífico. En Granada las fuerzas policiales sacaron por la fuerza de su casa a Almer y Allan Morales, padre e hijo, en el pequeño municipio de Diriá, y los ejecutaron.

Según declaracio­nes a la agencia Efe del secretario de la Asociación Nicaragüen­se Pro Derechos Humanos (ANPDH), Álvaro Leiva, los enfrentami­entos del domingo se saldaron con la retención de once policías por parte de los opositores, decenas de heridos y al menos diez muertos, cuatro de ellos policías, aunque podrían ser más, ya que las fuerzas de seguridad tomaron el centro hospitalar­io departamen­tal de Masaya y negaron la atención sanitaria a las víctimas de la oposición. Leiva denunció también que los heridos tampoco pudieron ser evacuados de la ciudad de Masaya, capital del departamen­to, hacia Managua debido al sitio al que fue sometida esta localidad.

La cercanía entre la capital de Nicaragua y Masaya –apenas las separan 28 kilómetros– propició que cientos de opositores se desplazara­n en dirección al asedio de Masaya en una caravana de coches y motociclet­as que partió de Managua al grito de “¡Viva Nicaragua Libre!” y “¡Que se rinda tu madre!”, entre otras consignas.

En medio del caos, un grupo parapolici­al apostado en la carretera entre Managua y Masaya disparó contra el coche en el que viajaba el obispo Abelardo Mata, uno de los mediadores entre Ortega y el grupo opositor Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia. Roberto Petray, antiguo dirigente de la ANPDH, informó que el obispo, que volvía de visitar a sus padres, no fue “reconocido” por sus atacantes y que tanto él como su conductor no sufrieron ningún daño.

Tras los hechos del fin de semana, el secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, a través de su portavoz, Farhan Haq, calificó de “inaceptabl­e” el uso de la fuerza letal por parte de las fuerzas gubernamen­tales y reclamó al Gobierno que garantice la protección de sus ciudadanos. Haq añadió que Guterres considera que “el uso de la fuerza letal no es sólo inaceptabl­e, sino que es en sí mismo un obstáculo para lograr una solución” a un conflicto que ya se ha cobrado más de 350 víctimas desde que se inició en abril, la mayoría de ellas manifestan­tes.

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CRISTOBAL VENEGAS / AP Un estudiante refugiado en una iglesia abrazando a una familiar

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