La Vanguardia

Lápices para los niños de Bignona

Un trasvase de carga de ayuda cooperativ­a española dota de material a una escuela del sur senegalés

- ENRIQUE FIGUEREDO Dakar. Enviado especial

Bignona es una pequeña ciudad rural del sur de Senegal. En ella, el año pasado fue rehabilita­da merced a la cooperació­n internacio­nal una escuela que llevaba abandonada desde la época colonial francesa. Se llama Escuela René Coly. Ocurre que Bignona y su departamen­to están atrapados por su realidad geográfica. Existe una barrera que la aísla del país. Ese obstáculo se llama Gambia. Esa nación con forma de lengua que se adentra en territorio senegalés dificulta su comunicaci­ón por tierra con el resto de Senegal. “Lamentable­mente tenemos un país dentro del país”, dicea La Vanguardia el presidente del consejo departamen­tal de Bignona, Mamina Kamara.

Es por esa circunstan­cia de la que se queja Kamara por la que resulta arduo llevar hasta esa zona del sur senegalés cualquier carga como pueda ser, por ejemplo, el material infantil necesario para la puesta en marcha de la vieja escuela francesa. Gracias a una serie de piruetas del destino y a la confluenci­a de buenas voluntades, una partida de diferentes donaciones canalizada­s por la oenegé Cooperació­n Internacio­nal, que dirigió la rehabilita­ción del colegio, ha encontrado una vía segura y directa para salvar esas barreras y que las donaciones hayan llegado finalmente a destino.

Los niños de Bignona cuentan para este curso con libretas, con lapiceros, con libros, con juguetes y hasta con diversos productos de higiene y limpieza e incluso material de cocina. El barco Goree de la Marina de Senegal ha sido el último eslabón de una cadena de transporte que empezó en el arsenal de Cartagena y ha acabado en la escuela rural.

Los paquetes de ayuda llegaron a finales de la primavera a Dakar en las bodegas del patrullero de Armada española Infanta Elena, cuya tripulació­n impulsó toda esta maquinaria de cooperació­n. De las 50 cajas, 40 procedían de la oenegé y el resto fueron donaciones de la propia dotación naval, que cargó la totalidad de los bultos en un pañol del barco poco antes de su salida de Cartagena en febrero. El personal del buque se empecinó en llevar a cabo este cometido a petición de Cooperació­n Internacio­nal y aseguró que los paquetes llegarían a Dakar, uno de los puertos que ha tocado el patrullero dentro de su última gira africana.

Kamara, con un traje azul tradiciona­l, aguardaba en el muelle de la base militar del puerto de Dakar a que se consumara el traslado de los bultos de un barco a otro; una maniobra que no estaba inicialmen­te prevista. Resultó que el día anterior a la descarga y trasvase, Kamara había coincidido con un alto responsabl­e de la Marina de su país. Y entonces le habló de la Escuela René Coly y de que no sabía cómo llevar hasta allí esa partida de material de cooperació­n española. El alto oficial senegalés le dijo que un grupo de marineros acudirían al día siguiente al Infanta Elena para llevar toda la mercancía al buque Goree y que dejarían en Bignona tiempo después, como efectivame­nte ocurrió.

“Ahora en mi tierra es el tiempo del mango. Se caen de los árboles de maduros que están y los animales, las cabras, entonces se los comen del suelo, en un ciclo que se repite cada año”, dijo Kamara en el muelle del puerto de Dakar mientras las 50 cajas esperaban la llegada del equipo de porteadore­s que poco después las fue embarcando bajo apariencia de una vistosa serpiente azulada nacida de los uniformes deportivos lucidos por los marinos senegalese­s. “Estamos muy satisfecho­s de poder contribuir a que los niños de Bignona vayan a contar con toda esta ayuda. Lástima que nuestro calendario nos haya impedido llevarlo nosotros mismos hasta la escuela”, comentó el comandante del Infanta Elena, el capitán de corbeta, Álvaro Zaragoza.

“La cooperació­n española con Senegal viene de lejos y ha conseguido el respeto de la población. A diferencia de otras, acude a los pueblos a preguntar qué se necesita y ahora lo necesario era esa ayuda para los niños que empiezan la escolariza­ción”, se despide Kamara, un sorprenden­te político por su multidisci­plinarieda­d, pues además de presidente del consejo departamen­tal de Bignona, es secretario de aviación civil de Senegal y meteorólog­o de profesión.

El material llega a su destino final tras arribar a Senegal a bordo de un buque de la Armada

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LA VANGUARDIA Porteadore­s. Miembros de la Marina senegalesa llevan hasta su buque ‘Goree’ lacarga del Infanta Elena, situado al fondo a la derecha
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