“‘Paquita Salas’ es alguien que no encuentra su lugar en el mundo”
Todo empezó como un juego y se ha convertido en un gran fenómeno que ha traspasado fronteras vía Netflix. Paquita Salas, la tragicomedia protagonizada por una cincuentona representante de artistas, ya tiene segunda temporada (eso sí, cortita, de cinco episodios como la primera). Su protagonista, el actor Brays Efe (Las Palmas de Gran Canaria, 1988), ha vuelto a calzarse tacones, cortarse la barba y teñirse de rubio (el pelo de la serie es suyo). En septiembre también le veremos en la séptima edición de Tu cara me suena (Antena 3).
¿Cómo surgió Paquita Salas
y que fuera usted quien diera vida a la protagonista?
Soy amigo desde hace tiempo de los Javis (Javier Ambrossi y Javier Calvo), los creadores de la serie. Nos conocimos trabajando en un proyecto de microteatro donde también estaba Belén Cuesta (Magüi en la ficción). Un tiempo después, Javier Calvo estaba haciendo unos sketches en Instagram y grabamos uno en su casa, con Anna Castillo (Belén en la serie), que duraba sólo quince segundos pero con el que nos dimos cuenta que era un personaje muy divertido que daba para mucho. Después, la plataforma Flooxer de Atresmedia contactó con los Javis buscando ideas y decidieron dar un impulso aPaquita Salas.
Y hasta el día de hoy, que ha llegado a todo el mundo gracias a Netflix.
La serie aparenta ser una comedia pero tiene mucho sentimiento dentro, ¿no?
Para mi es una comedia clásica de 30 minutos pero si es verdad que contiene mucha carga emocional, que es algo que los Javis hacen muy bien, en la línea de El apartamento (Billy Wilder, 1960). La serie va por ahí. La risa permite ahondar en temas que desde el drama sería más difícil.
¿Estamos ante una reflexión sobre el éxito efímero en el mundo de la interpretación?
Sí, totalmente. Es una serie que gira alrededor del éxito y el fracaso. Pero también habla de que ambas cosas no pasan sólo fuera de uno mismo sino también dentro. Detrás hay una enseñanza muy bonita y poderosa: no importa lo que el mundo piense ahí fuera sobre si tú has fracasado o has tenido éxito sino que lo que tu extraes de la experiencia. Y también es importante descubrir como funciona la realidad para ti, no para los demás, lo cual se puede extrapolar a otros ámbitos, no sólo al de la interpretación.
¿Llevar tacones es lo más difícil de interpretar en su papel de mujer?
Es un cliché que un hombre no sepa andar con tacones. Si uno no sabe, pues se aprende, no tiene mayor dificultad. Yo ahora incluso ya sé correr con tacones. No hay nada que sea mas difícil de trabajar porque se trate de un personaje femenino; hay unas escenas más difíciles que otras y unos días mejores que otros. Como todos los trabajos.
Usted consigue que su personaje transite de la comedia al drama sólo con su mirada.
Una de las cosas mas difíciles de interpretar a Paquita Salas es precisamente que muchas de sus emociones más complejas tengo que explicarlas sólo con la expresión de mi cara. Obviamente no soy sólo yo; también es el plano, la música, la iluminación... Todo ayuda pero a veces es muy complicado conseguir que el espectador entienda a Paquita sin que esta diga nada.
¿Se ha basado en alguien para crear el personaje?
He cogido gestos de mi madre, pero nada más. He ido a buscar la expresión del personaje a través de mí. Estéticamente sí hay más influencias, tipo Terelu Campos.
¿Tiene algún momento favorito de esta segunda entrega?
Estoy contento con una escena que tengo con Secun de la Rosa en un bar del cuarto capítulo. Es con la que he disfrutado más trabajando. Y luego me río muchísimo con Yolanda Ramos, es mi punto débil. Temo cuando me toca rodar con ella porque siempre me hace llorar de la risa y no puedo concentrarme en el guion.
En esta segunda temporada se incrementan los guiños a los años ochenta y noventa. ¿Es usted muy nostálgico?
No especialmente pero sí disfruto mucho con los chistes alrededor de eso. Me gusta que de repente aparezca Miriam DíazAroca, Belinda Washington, o Ana Obregón. Es una temporada muy melancólica pero con los pies puestos en el presente porque también retrata muy bien cómo funciona hoy la industria. Mirar hacia el pasado también nos sirve para mostrarnos a un personaje que está fuera de lugar, que es lo que le pasa a muchos millennials hoy día. Aunque hablemos de una mujer de 50 años que no sabe utilizar un ordenador, en realidad estamos hablando de alguien que no encuentra su lugar en el mundo.
¿Le preocupa que el personaje pueda encasillarle?
No, primero porque soy consciente de que voy a ser Paquita Salas para siempre, lo que me hace sentir muy afortunado y feliz. Y luego porque encasillarme podría ocurrir de dos maneras: la primera, que me llamaran para hacer de señora, que dudo que ocurra; y la segunda, que me ofrezcan personajes que se parezcan mucho en personalidad a Paquita Salas; personajes complejos, débiles y fuerte al mismo tiempo, que transiten de la comedia al drama y que incluso canten... ¡Ojalá que suceda!
En septiembre le veremos en Tu cara me suena. ¿Costó mucho convencerle?
¡No me convencieron porque me apetece mucho hacerlo! Cuando me invitaron en la edición anterior para ponerme en la piel de Paloma San Basilio, la experiencia me encantó. Al empezar a preparar esta temporada estuvimos en conversaciones y a mí me seducía desde el minuto uno, pero es verdad que me lo tuve que plantear porque es mucho tiempo, cinco meses, y además es un trabajo difícil, con un esfuerzo tremendo a muchos niveles: hay que cantar, bailar, actuar, gritar... Pero acabé aceptando porque además tengo la sensación que lo voy a disfrutar mucho.
¿Se deja barba para que no le reconozcan por la calle?
Mucha o poca, siempre he llevado barba. La gente se piensa que no la he llevado nunca porque cuando ruedo la serie tengo que afeitarme. Y además, te confieso una cosa: yo sin barba no me gusto mucho... pero Paquita me parece muy guapa.
LA MAYOR DIFICULTAD “Muchas emociones tengo que explicarlas sólo con la expresión de mi cara”