A sangre fría... en la zona alta de Bogotá
El 4 de diciembre de 2016, una niña de siete años, Yuliana Samboní, fue secuestrada, violada y asesinada en un apartamento de Bogotá. El asesino era alguien inicialmente fuera de toda sospecha, el apuesto arquitecto Rafael Uribe Noguera, miembro de una de las familias más acaudaladas y conocidas de la ciudad. Uribe alegó estar bajo el efecto de las drogas y el portero del edificio –testigo clave– apareció muerto. Ante el temor de que el crimen pudiera quedar impune, como había sucedido con otros casos que afectaban a notables del país, la población colombiana se echó masivamente a la calle para exigir que se castigara al culpable, finalmente condenado a 58 años. De ese crimen hay huella literaria en dos novelas recientes escritas por dos de los principales autores colombianos, Laura Restrepo (Bogotá, 1950) y Evelio Rosero (Bogotá, 1958). Ambos se aproximan a la violencia desde una perspectiva más psicológica e individual que colectiva. Restrepo, residente en Barcelona, quedó impresionada por el suceso y decidió explorar en Los Divinos (Alfaguara), a través de una ‘manada’ de chicos de clase alta, los mecanismos de gratificación grupal y el desprecio clasista que conducen al crimen final. Y Rosero, que entregó su novela un mes antes de los hechos y luego se sorprendió de las grandes similitudes, examina en Toño Ciruelo (Tusquets) cómo un chaval se va convirtiendo progresivamente en un monstruo además de ejercer una letal atracción sobre todo el que se le acerca.