La Vanguardia

Embarazo flamenco

Rocío Molina baila encinta en el Grec junto a Sílvia Pérez Cruz en ‘Grito pelao’

- JUSTO BARRANCO

Hace cinco años a la bailaora Rocío Molina, que es toda fuerza, toda ruptura, un huracán escénico que zapatea los grandes escenarios del mundo, se le instaló un deseo. “Un deseo muy grande de querer ser madre”, explica. Un deseo que sin duda planeó sobre sus siguientes obras, como la arriesgada y provocador­a Caída del cielo ,y que ahora por fin se ha materializ­ado. Doblemente. Se ha encarnado en un gran montaje junto a la cantante Sílvia Pérez Cruz titulado Grito pelao, que hoy y mañana se verá en el Teatre Grec tras triunfar en el festival de Aviñón. Y se ha convertido en un embarazo por inseminaci­ón artificial que ya va por los cuatro meses y medio y que a Molina (Málaga, 1984) no le impide zapatear en escena, aunque, reconoce, de otra manera.

Grito pelao iba a abordar el deseo de ser madre y, como durante su creación junto a Pérez Cruz, ha aparecido una nueva vida, ahora habla también sobre la experienci­a del embarazo y la maternidad. Hablan de esa experienci­a Molina, Pérez Cruz e incluso la madre de la bailaora, a la que han acabado enrolando para un espectácul­o que, tratándose de Rocío Molina, no quiere tener nada de empalagoso y en el que, asegura, los momentos de dureza proceden a veces de la voz de Sílvia Pérez Cruz, a quien el público descubrirá nuevas canciones e incluso nuevos registros, el grito pelao del que habla el título.

Y explica que cuando hace cinco años sintió el deseo de ser madre, era un deseo complicado, “con estas vidas tan difíciles y las trayectori­as que hoy llevamos. Y me dije: Bueno, lo voy a hacer pero voy a esperar un poquito. Pero llegó un momento en el que el deseo se convirtió casi en un monstruo, no podía luchar contra él y empezaba a afectarme a muchos niveles personales, y el baile también. Tuve que aceptar que si no cubría esa parte personal no fluía nada, que no tenía creativida­d y me apagaba. Y el baile era una fuga cada vez más agresiva. Y como no podía elegir entre ser madre y bailar, decidí llevar las dos cosas para adelante, siempre aceptando que no podía poner en riesgo ni la vida del bebé ni la mía y tendría que adaptar la obra. Si me tengo que sentar en una silla una hora, le dije a Cesc (Casadesús, director del festival Grec), me siento, aunque sea a narrar la historia”, asegura.

Aunque no ha hecho falta. “Zapateo menos, he tenido que cambiar la técnica: mi zapateo era de mucho salto y ahora todo es tierra, picos pequeños, fuertes. Pero bailo mucho. Y damos mucho tiempo en el espectácul­o a crear imágenes bellas”, señala. Y recuerda que de todos modos antes del proyecto se informó a fondo con su ginecólogo que le dijo que tenía jugadoras de baloncesto que seguían en la cancha hasta los siete meses. “Lo importante es escucharte, el cuerpo te lo dice, esto no y es que no. Pero yo el mismo día de la inseminaci­ón estaba bailando de gusto. Era lo que me apetecía. No se lo dije a mi madre porque si no me mata pero me fui al estudio a bailar y le dije quédate aquí, por favor conmigo. Yo bailo y mi energía se estabiliza”.

En cuanto a su trabajo con Sílvia Pérez Cruz –que ayer acudió a la rueda de prensa, pero se tuvo que marchar por encontrars­e indispuest­a– dice que necesitaba una persona poderosa a su lado para el montaje. “Somos casi hermanas ya”, sonríe, y explica que en Grito pelao la cantante de Palafrugel­l “os va a sorprender un montón”. “Son temas nuevos y ha sido muy valiente de aparte de meterse con el cuerpo en la obra llevar al extremo su voz, ella misma se ha asustado a veces de ver dónde nos estábamos metiendo”, avisa.

“El deseo de ser madre se convirtió casi en un monstruo, no podía luchar contra él”, asegura Molina

 ?? CHRISTOPHE RAYNAUD DE LAGE ?? Rocío Molina, la madre de la bailaora y Sílvia Pérez Cruz en Grito pelao
CHRISTOPHE RAYNAUD DE LAGE Rocío Molina, la madre de la bailaora y Sílvia Pérez Cruz en Grito pelao

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