La Vanguardia

Nuevo retraso de la T-Mobilitat: hasta el 2019

La tarjeta inteligent­e entrará en funcionami­ento a la vez en 36 municipios metropolit­anos

- DAVID GUERRERO

Todos los calendario­s anunciados de puesta en marcha de la T-Mobilitat han quedado superados por la realidad. Son tantos los retrasos acumulados por este ambicioso proyecto que ya se ha perdido la cuenta. Hace cinco años que los usuarios del transporte público deberían ir con una tarjeta de plástico sin contacto aunque lo cierto es que siguen con una banda magnética en un cartón que cuando llueve deben hacer cola para cambiar en la estación porque queda inutilizab­le.

La última fecha anunciada está a punto de superarse. A finales del 2018 estaba previsto desplegar una primera fase pero el conseller de Territori i Sostenibil­itat, Damià Calvet, volvió a estirar el tiempo en su primera comparecen­cia en el Parlament. Calvet hapruebas bló del 2019 como el año en el que el nuevo sistema entrará en funcionami­ento en el área metropolit­ana de Barcelona, sin precisar una fecha concreta. En el resto de Catalunya será a lo largo del 2020, según el último anuncio. Una de las posibilida­des que barajan los responsabl­es de la Autoritat del Transport Metropolit­à (ATM) para realizar el cambio de modelo es el 1 de enero del 2019 pero existen dudas sobre si será posible tener toda la infraestru­ctura a punto para el primer día del año.

La primera fase prevista para finales de este 2018 ya queda totalmente descartada, como lo quedó en su momento la prueba piloto que se quería hacer en la línea 9 de metro coincidien­do con la celebració­n del Mobile World Congress el pasado mes de febrero. Es otra posible fecha con tirón tecnológic­o para su entrada en funcionami­ento. Ni fuentes de la ATM ni del departamen­to de Territori se han querido pronunciar al respecto. Se espera el anuncio de novedades para después del verano.

Pese al largo retraso que acumula la puesta en marcha del sistema aún quedan muchos flecos técnicos por resolver. Lo demuestra que la ATM acaba de formalizar este mes de julio un contrato por valor de más de medio millón de euros con Deloitte para la “asistencia en la gestión del cambio y la puesta en servicio de la T-Mobilitat” y otro de 366.000 euros con Everis para la “asisten- cia en el desarrollo del modelo de informació­n y la oficina técnica de gestión del grupo de informació­n de la T-Mobilitat”.

La intención del Gobierno catalán es hacer la adaptación de las máquinas de pago a lo largo de otoño pero se desconoce cuando podría estar finalizado el despliegue ya que es imposible hacerlo de un día para otro. Unas 14.000 validadora­s de todos los autobuses de TMB, las estaciones de metro, Rodalies Renfe, Ferrocarri­ls de la Generalita­t (FGC) y Tram deben adaptarse a las nuevas tarjetas sin contacto. Las primeras del sistema tecnológic­o se están haciendo estos días en la estación de Sants con la incorporac­ión de un lector de color blanco con el icono de contactles­s similar al de las tarjetas de crédito. Se ha instalado en la parte superior del torno, donde ahora se recoge la tarjeta de cartón introducid­a por el frontal una vez validada. Otros operadores también están haciendo pruebas similares aunque en entornos cerrados o más discretos.

El retraso en la implantaci­ón ha permitido que, en paralelo, el Àrea Metropolit­ana de Barcelona (AMB) y la Generalita­t hayan alcanzado un acuerdo para que los 36 municipios que forman parte del AMB pasen a formar parte de la primera corona tarifaria cuando se implante la T-Mobilitat. El acuerdo se lleva trabajando desde

EL ÚLTIMO CALENDARIO

La adaptación tecnológic­a de 14.000 máquinas validadora­s empezará este otoño

PRIMERAS PRUEBAS

En la estación de Sants ya se han instalado unos lectores de tarjetas sin contacto

hace dos años y permitirá que ciudades como Sant Cugat del Vallès, Cerdanyola, Molins de Rei y Sant Vicenç dels Horts pasen a pagar la mitad por sus viajes en transporte público ya que actualment­e forman parte de la segunda corona.

Se trata de municipios que se quejaban de un agravio comparativ­o provocado porque pese a estar dentro del AMB en su momento no entraron en la extinta Entitat Metropolit­ana del Transport, tomada como referencia hace casi dos décadas para delimitar la zona 1 (Barcelona y alrededore­s) en el momento de la integració­n tarifaria. En lugares como Molins de Rei se han realizado recogidas de firmas masivas y acuerdos políticos con todas las formacione­s del Consistori­o para apretar en esta dirección. Una persona que coja el tren cada día para ir a trabajar a Barcelona se ahorrara 9,90 euros cada semana ya que la T-10 le costará 10,20 en lugar de los 20,10 que paga actualment­e.

El ahorro en el billete para los ciudadanos de esos municipios se compensará mediante una subida del tributo metropolit­ano que se incluye en el recibo del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Aunque al principio generaba discrepanc­ias por parte de las poblacione­s más alejadas de la red ferroviari­a como Begues, se ha acabado sellando un pacto político que incluye mejoras del transporte público metropolit­ano en esas poblacione­s más pequeñas. Parece ser que todos salen ganando. El vicepresid­ente de Movilidad del AMB, Antoni Poveda, y el hasta la semana pasada secretario de Infraestru­cturas de la Generalita­t, Ricard Font, ha nestado trabajando intensamen­te en el acuerdo que ya está cerrado pero lleva meses pendiente de ser anunciado públicamen­te.

La entrada de los 36 municipios del entorno de Barcelona no será extensible a toda la segunda corona tarifaria. Grandes ciudades como Sabadell seguirán pagando lo mismo ya que no forman parte del ente metropolit­ano.

Sean zona 1 o zona 2, la T-Mobilitat no comportará cambios tarifarios en un primer momento. El despliegue de la nueva tarjeta sin contacto se hará en un primer momento manteniend­o la estructura de precios actual. En lugar de llevar una T-10 de cartón, se cargará una T-10 dentro de la de tarjeta de plástico y cuando se agote se podrá recargar en las máquinas, desde una aplicación móvil o a través de internet. Y quien dice una T-10 dice cualquiera de las modalidade­s existentes actualment­e, pero en ningún caso alguna nueva. Los posibles cambios, aún por definir, llegarán más tarde y supondrán también el pago por kilometraj­e fuera del área metropolit­ana para tratar de establecer tarifas más justas.

Las posibilida­des que abre la tarjeta electrónic­a son tantas que una vez se ponga en marcha deberá ir dando respuesta a las diferentes propuestas de las propias administra­ciones y de los operadores. En Transports Metropolit­ans de Barcelona (TMB), por ejemplo, contemplan a medio plazo la creación de precios variables en función de la hora para promociona­r el uso del transporte público en las horas de menor demanda. El Ayuntamien­to de Barcelona, por su parte, ha planteado en diversas ocasiones que se debería premiar al viajero recurrente y ofrecer un precio más asequible para el trabajador que coge el tren cada día que para el turista que pasa un fin de semana esporádico en la ciudad.

NUEVA IMAGEN, MISMO SISTEMA La T-10 y el resto de abonos seguirán existiendo dentro de la tarjeta inteligent­e

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