La Vanguardia

Cenas tempranas

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Un estudio revela que las personas que se acuestan habiendo acabado la digestión reducen el riesgo de cáncer.

A las recomendac­iones para prevenir el cáncer, como practicar deporte o llevar una dieta sana, ahora se suma una nueva: cenar temprano y dejar pasar al menos dos horas antes de irnos a dormir.

En un estudio observacio­nal en el que han participad­o 4.000 personas, investigad­ores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) han visto que comer a las 21.00 h o antes y esperar antes de acostarse a haber hecho la digestión reduce en un 20% el riesgo de padecer un tumor de mama o de próstata, en comparació­n con personas que cenan muy tarde, pasadas las 22.00 h, o se acuestan con el estómago lleno. Ese porcentaje de protección aumenta un 5% más cuando se combinan ambas acciones: comer temprano y separar comida y hora de irse a dormir.

“Existían datos experiment­ales, aunque no en humanos, que indicaban que la hora a la que se realizan algunas actividade­s puede afectar a la salud”, explica a Big Vang Manolis Kogevinas, investigad­or de ISGlobal y primer autor del este estudio, publicado en Internatio­nal Journal of Cancer. “Nuestro reloj biológico está regulado por los ciclos de día y noche, y el segundo factor que más influye es la dieta. El reloj central está en la base del cráneo y está influido básicament­e por la luz, pero en el intestino y otros órganos también hay relojes que tienen ciclos condiciona­dos por la hora a la que comemos”, añade el investigad­or.

Hasta el momento, en las investigac­iones sobre cómo influye la dieta en el cáncer se habían tenido en cuenta únicamente el tipo de alimentos que se ingerían y la cantidad. Este estudio de ISGlobal es el primero que analiza la relación entre los horarios de la comida y el sueño con el riesgo de padecer dos de los cánceres más prevalente­s, el de mama y próstata. Se analizaron 621 casos de cáncer de próstata y 1.205 de mama, así como 872 hombres y 1.321 mujeres incluidos en el grupo de control y selecciona­dos de forma aleatoria en centros de salud primaria. A todos los participan­tes se les preguntó acerca de sus hábitos de cena, tanto actuales como pasados, a través de encuestas.

“Vemos que irte a dormir justo después de cenar o poco después te perjudica, mientras que, al revés, irse a dormir al menos dos horas más tarde, es un factor protector”, destaca Kogevinas, quien afirma que la mayor protección la han encontrado asociada al cronotipo de personas madrugador­as (alondras), en comparació­n con los que son más nocturnos y les cuesta más levantarse pronto (búhos).

Aunque los investigad­ores no han estudiado en este trabajo los factores que están detrás de esta relación, creen que tiene que ver con la capacidad de metaboliza­r la comida.

Irse a dormir al menos dos horas más tarde de comer es un factor protector, según el ISGlobal

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MANÉ ESPINOSA / ARCHIVO La cena, mejor antes de las 22.00 h

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