Vacas felices para una carne ecológica de primera
PIRINAT NACIÓ CON LA VOLUNTAD DE PRODUCIR DE FORMA MÁS RESPETUOSA CON EL MEDIO AMBIENTE, LOS ANIMALES Y LOS GANADEROS. SU TERNERA CERTIFICADA LLEGA AHORA A LA CARNICERÍA DE LOS GRANDES ALMACENES PYRÉNÉES
De pequeño, Enric Camprubí supo que quería ser “agricultor o pastor”, como su abuelo. La pasión por la tierra y la ambición por desarrollar una actividad agrícola sostenible ha llevado a este joven de Campdevànol (Ripollès) de pastorear apenas una veintena de vacas a producir el 80% de la ternera ecológica de Catalunya en algo más de diez años. Camprubí empezó a vender la carne de Pirinat, de vacas pardas de los Pirineos, entre amigos y familiares. Él mismo se encargaba no solo de criar las vacas, sino de todo el proceso de llevarlas al matadero, a despiezar e incluso de llevar la carne hasta el cliente. "Yo era a la vez pastor, carnicero y transportista”.
La ternera Pirinat se cría con acceso a los pastos, alimentada con forraje y cereales de agricultura ecológica
Hace diez años, apareció entrevistado en un medio local y “en dos días, recibimos 200 llamadas de gente que quería probar nuestra carne”. Había llegado el momento de profesionalizarse: aprendió él mismo a cortar la carne, compró una furgoneta frigorífica y empezó a vender online. El crecimiento de Pirinat fue exponencial. En poco tiempo, pasaron de un pequeño garaje a la gran sala de despiece de 1.500 metros actual y unos 40 trabajadores, capitaneados por Enric. Fichó, más tarde, a sus hermanos Raimon, que se encarga de las cuestiones comerciales y de expansión del negocio, y Maurici, responsable de producción e I+D. “Nunca pensé que llegaría a este punto. Supongo que ahora, además de campesino, soy empresario”, dice entre risas. “Siempre nos ha movido la pasión por la tierra, luchar por el desarrollo de las comarcas de los Pirineos”. Al proyecto ahora se suman buena parte de los ganaderos de la zona, a los que Camprubí ha convencido para obtener la misma certificación ecológica, además de productores de cereales ecológicos de L'Empordà y El Pla de l’Estany, que alimentarán al ganado de Pirinat.
El éxito que lleva de un puñado de vacas a ser el primer vendedor de carne ecológica del país es la preocupación por el bienestar animal: “Las terneras solo maman y pastan hasta que tienen unos seis o siete meses. Nuestras vacas siempre tienen acceso a pastos, la dieta es a base de forraje o cereales, que no pueden ser transgénicos. No se pueden haber aplicado purines ni fertilizantes químicos en los campos donde se cultiva el alimento de los animales”. De la misma forma, “no usamos antibióticos preventivos, como sucede en la ganadería intensiva”.
En definitiva, explica, es un tema de tratar el conjunto de forma más respetuosa y sostenible. Ese esfuerzo se traduce en la carne, que es más suave y gustosa. “Cuidamos al animal pero también el momento de sacrificarlo, para que la carne sea de calidad. Al final, más allá de cuestiones éticas, queremos que el cliente de Pyrénées, cuando coma nuestra carne, piense: 'Madre mía, ¡qué filete más rico!'”.