¿Quién quiere a Douglas?
El lateral derecho brasileño no tiene ninguna opción de quedarse en el Barça, donde ha vuelto tras dos cesiones
Douglas, como el coronel, no tiene quien le escriba. Ahora luce una barba poblada, igual que otro verano se presentó con una coleta, pero parece que nadie le ve. Pasa desapercibido.
Se interesó por él el Nantes, noveno de la pasada liga francesa, pero el club francés sólo quería pagar la mitad de la ficha durante la cesión. Le sigue de cerca el Sivasspor turco, séptimo, el equipo de Robinho, pero hasta la fecha nada serio ha cuajado.
Douglas Pereira dos Santos está entrenándose con el Barcelona a las órdenes de Ernesto Valverde desde el pasado 12 de julio. Es un viejo conocido. Su último partido con la camiseta blaugrana data del 10 de febrero del 2016.
¿Quién quiere a Douglas? “Tiene 0% de posibilidades de quedarse”, dicen con rotundidad en la ciudad deportiva del Barça sobre el defensa brasileño, al que le queda un año de contrato con el club blaugrana. Sin embargo, este limbo deportivo en el que se encuentra no es una situación nueva para él. De hecho, la temporada pasada pasaron los días, viajó a la gira de Estados Unidos, no jugó ni un sólo minuto, y hasta el penúltimo día del mercado no encontró acomodo.
Douglas no es una promesa. En agosto cumplirá 28. Es decir, tiene seis más que su compatriota Arthur, acabado de fichar. Pero es que Douglas ya no era ningún chiquillo cuando fichó en 2014 procedente del São Paulo, con 24 recién hechos.
Nunca fue internacional. En Brasil era cuestionado por su propia parroquia. Nunca fue Cafú para la torcida del Morumbi. Apenas participó con Luis Enrique (8 partidos, sólo tres como titular en dos temporadas). Jugó poquísimo en el Benfica el último curso. Hizo tres goles en el Sporting de Gijón pero el club no se consiguió salvar. Pero pertenece al Barça, que pagó 4 millones.
Para entender el fichaje de Douglas hay que recurrir, una vez más, a la sanción de la FIFA que dejó al Barcelona sin poder fichar durante dos ventanas de mercado. El club consiguió una demora para poder reforzarse en el verano de 2014. Llegaron Luis Suárez, Rakitic, Ter Stegen, Bravo, Mathieu, Vermaelen y Rafinha. La plantilla estaba cerrada pero viendo que a Dani Alves le quedaba un año de contrato y no renovaba, la secretaría técnica decidió adelantarse y buscar un posible recambio, por si acaso.
En los últimos años el Barcelona había tenido varios laterales brasileños y todos habían salido bien, tanto en la derecha como en la izquierda: Belletti –autor del gol del triunfo en la final de París 2006–, Sylvinho, Dani Alves, Maxwell, Adriano... Así que con esos precedentes, Zubizarreta se lanzó a por Douglas, un desconocido carrilero del São Paulo al que le había echado el ojo. “Lo seguíamos desde 2012”.
No empezó con buen pie. El día de su presentación tuvo que pedir perdón por no saber que el número 16 que eligió vestir lo heredaba de Sergio Busquets. Después en el césped, ante los periodistas audiovisuales, sólo pudo dar seis toques al balón antes de que se le cayera. Y en su primer partido, en Málaga, enseñó carencias técnicas y físicas. Se lesionaba demasiado. “Lloraba cada día al llegar a casa”, admitió en una entrevista en El comercio.
En Gijón, llegaron a decir que se había roto muscularmente en un viaje en autocar de regreso de Vigo por una mala posición. Pero con la llegada de Rubi, mejoró en una defensa de cinco. Ahí llegaron sus tres goles en la Liga española (al Osasuna, el Villarreal y el Betis).
El Benfica lo contrató para hacerle la competencia a André Almeida. Al final del curso, uno, el portugués, jugó 40 partidos y Douglas se quedó en 10. Tres de esos encuentros fueron en Champions, donde las águilas cayeron eliminados sin sumar un punto. En diciembre no pudieron devolverlo. Lo han hecho ahora. ¿Quién quiere a Douglas?
A PUNTO DE CUMPLIR 28
Su última aparición de blaugrana fue en febrero del 2016. “Lloraba cada día al llegar a casa”, confesó
NO CONVENCE
En el Benfica querían que compitiese con André Almeida. Al final, uno jugó 40 partidos y el otro, diez