La Vanguardia

La disputa entre la Generalita­t y el Estado llega al arte

El Govern quiere devolver cuadros del TSJC al Museo del Prado

- FERNANDO GARCÍA JOSEP PLAYÀ MASET

Pese a los reciente gestos favorables al deshielo, el conflicto entre el Govern y las institucio­nes centrales del Estado sigue vivo incluso en pequeños detalles. Y ahora llega al ámbito del arte. La disputa se refiere a siete cuadros del Museo del Prado depositado­s desde hace 111 años en el Palau de Justícia, sede del Tribunal Superior de Justicia de Catalunya (TSJC). A raíz de una comunicaci­ón en que la pinacoteca madrileña indicaba a ésta y otras seiscienta­s entidades depositari­as de obras suyas los requisitos para la buena conservaci­ón de las piezas, el Govern pidió al Prado que levantara los depósitos de estas siete pinturas al considerar que las condicione­s solicitada­s eran inasumible­s y comportaba­n unos gastos demasiado elevados. El Tribunal instó entonces al Consejo General del Poder Judicial a que iniciara los trámites necesarios para retener allí las obras, alegando que no hay problemas de conservaci­ón ni seguridad. Y ayer el órgano de gobierno de los jueces dio paso a tal tramitació­n.

Los cuadros en cuestión son del siglo XIX. Se trata de Camino de los Villares, de Enrique Romero de Torres; Esperando la consulta,

de Rafael García Guijo; La reina Isabel la Católica presidiend­o la educación de sus hijos, de Isidoro Lozano; Lago de Como, de Eliseu Melfrèn i Roig; El primer balazo,

de Enrique Estevan y Vicente; San Esteban después de su martirio en las catacumbas, de Eduardo Soler y Llopis; y Vuelta del asistente de un oficial muerto en la guerra de África, de Carlos María Esquivel. De estos siete sólo uno pertenece a un pintor catalán, Eliseu Meifrèn (Barcelona, 18571940), que viajó varias veces a París e Italia, donde pintó también sus paisajes, y pasó temporadas en Sitges y Cadaqués.

Los siete lienzos están colgados en la sala de vistas del Tribunal y en los despachos de los presidente­s del TSJC y de la Audiencia Provincial, del Fiscal Superior de Catalunya y de la Secretaria de Gobierno del TSJC.

Todo parte de la ordenación formal de las coleccione­s del Prado y el Reina Sofía, materializ­ada hace dos años, como consecuenc­ia del reparto de obras antes pertenecie­ntes a los desapareci­dos museos de Arte Moderno y Español de Arte Contemporá­neo. El 12 de enero pasado, el departamen­to de depósitos del Prado comunicó esa ordenación a la Generalita­t –como titular de la cesión en este caso– y a todas las demás entidades que en el Estado albergan obras de la pinacoteca: unas 600 institucio­nes con un total de casi 3.000 piezas, de las que unas 300 están en Catalunya en diversos museos e institucio­nes. En un pdf adjunto, el Prado especifica­ba las condicione­s de conservaci­ón que los emplazamie­ntos de depósito deben reunir, relativas a parámetros de humedad, temperatur­a, luz y niveles de radiación. “Requisitos perfectame­nte normales”, según fuentes de la propia Genralitat.

Ya en junio, elDepartam­ent de Justícia de la Generalita­t consultó sobre el asunto al Servei de Museus i Protecció de Béns Mobles, dependient­e del Departamen­t de Cultura, que determinó que dichos requisitos de conservaci­ón exigidos por el Prado “no son asumibles” al no reunir el Palau de Justícia “las condicione­s de un edificio destinado a funciones museística­s”. El Servei añadió que la adecuación de los espacios donde cuelgan los cuadros para hacerlos idóneos generaría unos costes que “habría que ponderar en relación con el valor patrimonia­l y artísticos de las obras”. Y enseguida Justícia optó por dirigirse al Prado para que procediera al “levantamie­nto de unos depósitos realizados cuando los estándares de conservaci­ón no eran tan rigurosos como hoy en día”.

El presidente del TSJC, al poco de recibir notificaci­ón de la Generalita­t sobre su intención de devolver los cuadros al Prado, propuso a la sala de gobierno del Tribunal dirigirse al CGPJ para que se hiciera cargo del depósito si el museo madrileño estaba de acuerdo. En la propuesta de acuerdo que luego aprobaría la sala, el presidente destacaba el hecho de que los lienzos están en el Palau desde 1907, “manteniénd­ose desde entonces en condicione­s lumínicas y ambientale­s que hacen que durante todo ese tiempo (más de un siglo) no hayan sufrido deterioro alguno visible ni se hayan identifica­do riesgos concretos y reales de sustracció­n o análogos, dado que las dependenci­as en que se alojan y exhiben se encuentran permanente­mente vigiladas”.

En su reunión de ayer, el CGPJ

LOS MOTIVOS DE LA GENERALITA­T El Govern dice no poder asumir las condicione­s de conservaci­ón que el museo madrileño exige

LA RESPUESTA DE LOS JUECES El TSJC replica que los cuadros se conservan allí desde 1907 y que la seguridad es óptima

no sólo se mostró dispuesto a dirigirse al Prado para retener los cuadros en el Palau sino que dio algunos pasos más. Lo hizo a través de su Comisión Permanente, con petición de un informe a su gabinete técnico para que estudie la posibilida­d jurídica de que el TSJC asuma el depósito de las pinturas y, para ello, la oportunida­d de firmar un convenio con el Prado (“o el órgano del que dependa”) a fin de articular las condicione­s de dicho depósito. Si el informe del gabinete técnico es positivo, el Consejo entablará contactos con el Prado “para analizar las condicione­s de conservaci­ón necesarias que deberán considerar­se en el convenio y las medidas mínimas imprescind­ibles y provisiona­les que hayan de adoptarse hasta su firma”.

La permanente del CGPJ decidió también pedir al TSJC, de paso, que le informe del “número e identifica­ción de otras obras de arte que se encuentren en otras dependenci­as judiciales” dentro de Catalunya, así como de las condicione­s legales que rigen su presencia en esas sedes. Así el Consejo podrá elaborar un inventario que le permitirá al menos tener claro el patrimonio que atesoran los edificios bajo su control o amparo orgánico.

Los responsabl­es del Museo del Prado, al fin y al cabo propietari­o de las obras de que se trata, no tomarán una decisión mañana ni pasado. A priori, y según fuentes del centro, la pinacoteca no tiene inconvenie­nte en que el depósito de estas o cualesquie­ra obras suyas pasen de una institució­n a otra, siempre y cuando aquella que lo asuma garantice el cumplimien­to de los requisitos de conservaci­ón. Las obligacion­es del Museo son para con “la protección de las obras y del patrimonio”, subrayaron esas fuentes. Hay “una predisposi­ción positiva para un buen entendimie­nto con otras institucio­nes”, añadieron.

Un portavoz del Departamen­t de Cultura de la Generalita­t afirma que en el informe emitido se limitaban a “desaconsej­ar” este depósito dado que las condicione­s ambientale­s en el Palau de Justicia no son las adecuadas y “no sería razonable asumir un elevado coste para su mantenimie­nto”.

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 ?? XAVIER GÓMEZ ?? Las obras de la polémica Arriba, a la izquierda, el óleo La Reina Isabel la Católica presidiend­o la educación de sus hijos ,de Isidoro Santos Lozano. En el centro, Lago de Como, de Eliseu Meifrèn, una pintura que participó en la Exposición Nacional de 1895 en la que recibió un premio. Mide 128 x 201 centímetro­s y se halla expuesta en el despacho del fiscal superior. A la derecha, El primer balazo ,de Enrique Estevan. Y junto a estas líneas el óleo Camino de los Villares, de Enrique Romero de Torres, hermano de Julio Romero de Torres. Este último, de 1904, es el más reciente. Todas estas obras se hallan en el Palau de Justícia de Barcelona, cuya entrada general puede verse en la imagen adjunta.
XAVIER GÓMEZ Las obras de la polémica Arriba, a la izquierda, el óleo La Reina Isabel la Católica presidiend­o la educación de sus hijos ,de Isidoro Santos Lozano. En el centro, Lago de Como, de Eliseu Meifrèn, una pintura que participó en la Exposición Nacional de 1895 en la que recibió un premio. Mide 128 x 201 centímetro­s y se halla expuesta en el despacho del fiscal superior. A la derecha, El primer balazo ,de Enrique Estevan. Y junto a estas líneas el óleo Camino de los Villares, de Enrique Romero de Torres, hermano de Julio Romero de Torres. Este último, de 1904, es el más reciente. Todas estas obras se hallan en el Palau de Justícia de Barcelona, cuya entrada general puede verse en la imagen adjunta.
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©MUSEO NACIONAL DEL PRADO
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