Pedro Cavadas
“Estaba partido en dos y ahora es capaz de sentarse”, dice el cirujano valenciano
CIRUJANO
La operación a un joven tetrapléjico que estaba postrado en cama por una lesión producida por un disparo cuando tenía 9 años ha sido un éxito. Cavadas ha unido la columna con la pelvis, y el paciente puede ir en silla de ruedas.
El doctor Pedro Cavadas razonaba no hace mucho tiempo en una entrevista a La Vanguardia que la diferencia entre él y otros especialistas en cirugía reconstructiva “es que yo me atrevo a hacer cosas que ellos no”. Esa valentía, por llamarlo de alguna manera, es la que ha distinguido al cirujano valenciano como uno de los más conocidos en el mundo. Es capaz de trasplantar caras, reimplantar extremidades y, como se mostró ayer, reconstruir la separación completa de la columna vertebral y la pelvis, esta vez a un joven guatemalteco. De tal manera, que este paciente tetrapléjico que vivía postrado en cama puede ahora ir en silla de ruedas.
Pedro Cavadas lo volvía a subrayar ayer al dar a conocer los detalles de esta intervención. No se trata de milagros, simplemente se ha atrevido a realizar una intervención que otros no quieren o no pueden hacer.
Como en todas las historias en las que ha intervenido este médico, en esta también hay un relato humano y trágico al que, en cierto modo, se le ha cambiado el final. Con sólo 9 años, el guatemalteco Wilmer Arias quedó tetrapléjico tras recibir el impacto de una bala perdida en el monte, presumiblemente de algún cazador de la zona. Eso le hizo estar dos meses y medio en coma y, al no moverse en ese tiempo, le salieron varias úlceras. Todas cerraron menos la del sacro, “que se complicó”.
Presentaba una úlcera lumbosacra masiva con pérdida de vértebras lumbares y hueso sacro, lo que ocasionaba una disociación completa pelvirraquídea que le imposibilitaba estar sentado. “Estaba partido en dos. Por la úlcera se salía la columna vertebral”, explicó Cavadas en rueda de prensa. En el 2015 le dijeron que tenía que dejar el trabajo y los estudios y se pasó casi dos años tumbado y con dolores. Quedó desnutrido y con neumonía y la Fundación Pequeños Hermanos le ayudó a retomar su vida y proseguir sus estudios. Pero seguía con dolores y le aseguraron que no tenía posibilidad de operarse ni en su país ni en Estados Unidos. “No me rendí porque tenía ganas de seguir viviendo”, dijo ayer. Así que “no hizo ni caso” y una enfermera española le habló de Cavadas. “Esto está chupado”, fue la respuesta del cirujano valenciano. Ahora puede sentarse sin dolor alguno, pero estaba en “una situación de riesgo vital porque podía sufrir una meningitis y morir”.
Wilmer llegó al hospital de Manises en marzo para someterse a dos operaciones. Fue posible gracias al programa de responsabilidad social corporativa del centro con la Fundación Cavadas para “ayudar a personas que necesitan actuaciones de gran complejidad quirúrgica”. El doctor explicó que se ha realizado una “operación microquirúrgica en la que se ha utilizado hueso del peroné y piel de las extremidades inferiores para poder unir los restos de la pelvis a la columna lumbar”.
La operación más compleja fue la segunda, que duró ocho horas. En la primera se limpió la zona afectada y se colocó un fijador externo entre la columna y la pelvis. En la segunda, se le unió la columna vertebral a la pelvis mediante una transferencia de huesos y piel de la pierna derecha. “La evolución del tratamiento ha sido excelente, el paciente ya es capaz de estar sentado y volverá en los próximos días a su país para seguir con su vida”, dijo Pedro Cavadas. Wilmer Arias afirmó que lo primero que hizo tras la operación fue “ir a la playa y estar tres horas en el agua”. Su cara reflejaba ayer que en ocasiones hay tragedias que acaban bien.