Una senda inexorable
EL juez Pablo Llarena tiene subrayada una cita de Winston Churchill que dice: la justicia se mueve lenta e inexorable por su senda, pero al final acaba llegando a la meta. El magistrado del Tribunal Supremo retiró ayer la euroorden de detención contra Carles Puigdemont, pero también contra el resto de políticos catalanes expatriados: Toni Comín, Meritxell Serret, Lluís Puig, Clara Ponsati y Marta Rovira. Llarena tomó la decisión ante la negativa del tribunal de Schleswig-Holstein a devolverlo a España por rebelión, al no encontrar pruebas que la avalaran, aceptando solo extraditarlo por malversación, cuya sanción penal es sensiblemente menor.
Llarena no ha escondido su disgusto por la decisión de la justicia alemana, pues ha criticado su falta de colaboración y ha reprochado que entraran a juzgar los hechos investigados sin tener competencias para ello. De hecho, otros tribunales europeos han cuestionado la calificación de los hechos acontecidos el pasado otoño en Catalunya porque para que exista rebelión es imprescindible la violencia, lo que no se percibió en la jornada del 1-O.
Puigdemont recibió la retirada de la euroorden –es la segunda vez que Llarena da marcha atrás a este procedimiento– con satisfacción, porque podrá moverse libremente por todo el mundo, con la excepción de España. Igualmente, el resto de los políticos en Bélgica, Escocia o Suiza. Sin embargo, la Fiscalía española cerró filas con el magistrado y negó la libertad a los políticos presos usando la decisión del tribunal alemán como un elemento que incrementa el riesgo de fuga.
Churchill tiene otra cita que seguramente también conoce Llarena: “Se debe ser justo antes de ser generoso”. Lo malo es que la justicia ha sustituido en la crisis catalana a la política y esta sí que puede priorizar la generosidad para resolver un conflicto de esta dimensión, sobre todo cuando nadie acierta a salir del bucle.