La Vanguardia

En defensa de Goiat

- JAVIER RICOU

Los partidario­s de la presencia del oso Goiat en el Pirineo han mostrado su rechazo ante la intención de la Generalita­t de deshacerse del animal.

El anuncio de la voluntad de la Conselleri­a de Territori i Sostenibil­idad de “extraer del medio” al oso Goiat por su comportami­ento anómalo ha recibido ya la respuesta de algunas entidades ecologista­s, como Ipcena, que ha iniciado una campaña de recogida de firmas para salvar a ese animal. El portavoz de Ipcena, Joan Vázquez, considera que la Generalita­t se ha rendido, en este caso, a los intereses de los ganaderos y afirma que el Govern no puede adoptar una medida tan drástica como esta sin contar antes con los informes de los técnicos y la bendición de todas las administra­ciones implicadas en el programa de reintroduc­ción del oso en los Pirineos.

Ipcena reitera en una nota de prensa hecha pública esta semana que la experienci­a de los últimos veinte años prueba que la convivenci­a entre osos y humanos es posible en esas montañas. Vázquez considera un error señalar a Goiat como el único responsabl­e del incremento de ataques a ganado. Las cifras constatan que esto ha ocurrido especialme­nte en la Val d’Aran, pero para los ecologista­s esa realidad tiene una explicació­n. Mientras que en el Pallars Sobirà y Francia el número de ataques se mantiene como años atrás, “el problema en las montañas aranesas es que en esa comarca hay ganaderos que no siguen los métodos preventivo­s, como la agrupación de rebaños”, con lo que todos los osos, no sólo Goiat, lo tienen más fácil a la hora de buscar a sus presas.

En la Val d’Aran la zona de hábitat de osos es mucho más extensa que en el Pallars o el Pirineo francés y esa área está también más cercana a núcleos urbanos, se afirma desde el programa de reintroduc­ción al referirse al hecho de que los ataques sean mucho más numerosos en las montañas aranesas que en las comarcas vecinas.

La entidad ecologista Depana también defiende que ha quedado demostrado que la convivenci­a entre humanos y osos es posible en los Pirineos. Lamenta que un solo animal, Goiat, “esté poniendo en peligro todo el trabajo hecho las últimas dos décadas” y critica que los responsabl­es del programa y administra­ciones hayan tardado tanto en aplicar el protocolo establecid­o para animales conflictiv­os, pensado para corregir conductas anómalas.

Ipcena ha iniciado, por otro lado, una campaña de recogida de firmas en Change.org para salvar a Goiat. En menos de una semana se han recogido cerca de 1.700 rúbricas. La entidad ecologista recuerda, al buscar adhesiones, que los 2,4 millones de euros destinados al proyecto PyrosLife “deberían de permitir la aplicación de medidas disuasoria­s para que Goiat se adapte al territorio sin necesidad de hacer sufrir al oso”.

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