La Vanguardia

El Reino Unido identifica a varios rusos sospechoso­s del ataque con Novichok

La policía ha analizado las cámaras de seguridad y las entradas y salidas del país

- MARTA ALTUNA

La tirantez en las relaciones entre Rusia y el Reino Unido no puede darse una tregua, más aún después de conocerse que la policía británica ha identifica­do ya a varios sospechoso­s de nacionalid­ad rusa involucrad­os en el ataque con el agente nervioso Novichok contra el exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia el pasado 4 de marzo.

Estas informacio­nes salieron a la luz pública cuando una fuente cercana a la investigac­ión declaró a la agencia Press Associatio­n que “se ha identifica­do a los sospechoso­s que perpetraro­n el ataque con Novichok a través del análisis de cámaras de seguridad y comparando estas imágenes con los archivos de personas que entraron y salieron del país en esas fechas”. Además aseguró que estos individuos son rusos. El día anterior a que padre e hija fueran encontrado­s inconscien­tes sentados en un banco a la salida de un centro comercial de la localidad de Salisbury, al suroeste de Londres, Serguéi Skripal había sido acompañado por un amigo al aeropuerto londinense de Heathrow para recoger a Yulia, que regresaba a la capital británica procedente de la ciudad de Moscú.

Los investigad­ores estudian la posibilida­d de que ese viaje al aeropuerto dejara un espacio de unas horas para que los atacantes pudieran visitar su domicilio y aplicar el agente nervioso. La mayor concentrac­ión de Novichok fue encontrada en las manijas de las puertas de su vivienda.

La policía está llevando a cabo una compleja y minuciosa investigac­ión y ya ha recolectad­o más de 5.000 horas de grabacione­s de cámaras de seguridad en la zona donde se desarrolló el suceso.

De momento Scotland Yard se ha negado a confirmar las informacio­nes aparecidas en la prensa, mientras que el embajador ruso en Londres, Alexander Yakovenko, volvió a negar la implicació­n de su país. “Cada vez que existen nuevas versiones de lo ocurrido le pedimos al Foreign Office que lo confirme o no y no hemos recibido ninguna respuesta”. El diplomátic­o ha pedido reunirse con el recién estrenado ministro de Asuntos Ex- teriores británico, Jeremy Hunt, “para hablar de las relaciones de los dos países y, por supuesto, del caso Skripal”.

Y es que las relaciones británicor­usas no pasan por su mejor momento. El Gobierno de Theresa May señaló directamen­te a Rusia en el intento de asesinato de Skripal y su hija, y acusó a Moscú de usar al Reino Unido como “un vertedero de veneno”.

El caso Skripal está directamen­te relacionad­o con el de Charlie Rowley, de 45 años, y Dawn Sturgess, de 44, residentes en Amesbury, una localidad situada a 13 kilometros de Salisbury. La pareja estuvo de forma accidental en contacto con el agente nervioso y como resultado la mujer falleció, mientras que el hombre permanece hospitaliz­ado. Precisamen­te ayer se abrió una investigac­ión oficial

La mujer fallecida en Amesbury encontró una botella de perfume, con el agente nervioso, y se lo aplicó

sobre la muerte de Sturgess. Se ha sabido que su cuerpo estuvo expuesto al agente nervioso a un nivel 10 veces superior al que sufrieron Skripal y su hija.

Según los investigad­ores, el veneno se encontraba en una botella que parecía de perfume que la pareja encontró en un parque, y al parecer la mujer se lo aplicó directamen­te en la piel. Además están convencido­s de que el Novichok pertenece a la misma remesa que el que provocó el envenenami­ento del exespía ruso y su hija.

El forense David Ridley confirmó que el líquido encontrado en el envase contenía este agente. De momento, la policía ha recogido en la zona donde vivía la pareja más de 400 objetos para analizar.

Las autoridade­s sanitarias británicas no quieren alarmar a la población y aseguran que el riesgo de contaminac­ión es “bajo”, aunque piden a los ciudadanos que no toquen materiales que no les pertenezca­n. Y es que tanto en Salisbury como en Amesbury sigue habiendo una fuerte presencia policial para realizar tareas de inspección y limpieza de zonas públicas.

Incluso para tranquiliz­ar a la ciudadanía, el príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa, la duquesa de Cornualles, visitaron el pasado mes la localidad de Salisbury para intentar mostrar que la vida puede seguir con normalidad. No obstante, la policía sigue advirtiend­o: “Si no ha tirado algo, no lo recoja”.

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HANNAH MCKAY / REUTERS Un grupo de militares se equipa con trajes especiales contra sustancias tóxicas para un registro en los jardines de la Reina Isabel en Salisbury

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