Negulesco resucitado
Dirección: Ol Parker Intérpretes: Lily James, Amanda Seyfried, Pierce Brosnan, Colin Firth
Producción: EE.UU.-Gran Bretaña, 2018. Duración: 114 minutos. Musical. Hacer la misma película y que parezca una película nueva. Esta es la audaz operación llevada a cabo por los responsables de Mamma mia! Una y otra vez: los mismos personajes en la piel de los mismos intérpretes, los mismos escenarios, casi las mismas canciones de ABBA, el mismo tono dulzón y kitsch y la misma alegría frenética, ahora levemente filtrada con un velo de melancolía, de la Mamma mia! realizada diez años atrás. El guión, simplemente astuto, propone, eso sí, un par de novedades. Una es la aparición de dos nuevas criaturas, a quienes dan vida un otoñal Andy García y una Cher se diría que imitando a Lady Gaga (no sería de extrañar una tercera entrega dentro de otros diez años, quizás con Barbra Streisand como la abuela de Cher). La otra, que ocupa la mitad del relato, es el intermitentemente intercalado flashback sobre la juventud alocada e idealista de Donna, el personaje de Meryl Streep, que compone la actriz en alza Lily James en un alarde de entusiasmo, energía y superávit de sonrisas. Como sabíamos, Donna se lanzó a la conquista romántica de Europa, primero en un París con efluvios de tango bertolucciano, después en ese rincón paradisíaco de Grecia que ya conocemos; veremos también sus fugaces idilios con los tres posibles padres de Sophie (tres apreciables facsímiles juveniles de Pierce Brosnan, Colin Firth y Stellan Skarsgård).
El resultado es exactamente el mismo del filme original. Una comedia musical evanescente, intrascendente, pero razonablemente divertida, refrescante, luminosa, oxigenada, veraniega al ciento por ciento, bella como las imágenes de un catálogo de agencia de viajes. Y tan irreal como un cuento de hadas: la Europa de las Mamma mia! no parece haber conocido guerras, ni que padezca crisis, terrorismo o problemas de migración. Es una Europa abierta de piernas a los placeres del amor, el baile y el epicureísmo, como en las viejas películas, o fotonovelas impresas en celuloide, de Jean Negulesco de los años cincuenta y primeros sesenta.