La Vanguardia

Carnoustie se ceba con García

El castellone­nse se hunde desde el inicio en el campo donde perdió el título en un golpe

- CARLES RUIPÉREZ

En el 2007 España aún no era campeón del mundo de fútbol, Sastre y Contador todavía no habían ganado el Tour, Marc Gasol no había sido traspasado a Los Angeles Lakers y los dos anillos de la NBA eran una opción remota. Marc Márquez ni siquiera había debutado en el Mundial de motociclis­mo. En el 2007 lo que estaba más cerca era que Sergio García, a sus 27 años, ganase un major. En el 2007, el domingo 22 de julio, el golfista castellone­nse estaba a un putt en el hoyo 18 de adjudicars­e el Open Británico, el grande más antiguo. A García se le escurrió el título de las manos en ese golpe. Falló y, hundido, tuvo que jugar un playoff de desempate con Padraig Harrington, que le derrotó en cuatro hoyos.

–Ahora mismo lo cambiaría y lo tiraría más recto. Once años después sigo esperando que ese putt caiga –decía en la víspera del arranque de ayer Sergio García, sin acritud ni rencores, gracias a que en el 2017 al fin ganó su primer major, el Masters de Augusta.

Era normal que le estuvieran recordando aquel momento porque el Open Británico –de sede rotatoria– volvía ayer por primera vez a Carnoustie, escenario de aquel fantasma. “Este campo le debe una al golf español”, suele sentenciar Jon Rahm, la mejor baza española, quinto del mundo.

Pero once años después, el campo de Carnoustie, a 30 km de Dundee, en Escocia, demostró que no es amigo de regalar nada y volvió a cebarse con García.

Desde el primer hoyo el castellone­nse salió cruzado, como si aún estuviese en aquel fatídico desempate del 2007 que nunca le hubiese gustado jugar. Y en la primera jugada firmó un bogey. La primera, en la frente. Nada que ver con Tiger Woods, que regresaba al Open Británico después de tres años de ausencia, que en ese mismo primer hoyo empezó ayer con un birdie. Eso es entrar con buen pie para el tricampeón (2000, 2005 y 2006).

Mientras, el castellone­nse fue ofuscándos­e durante el recorrido, sumando golpes en falso, aumentando el volumen de su tarjeta, hundiéndos­e en la clasificac­ión. Repitió bogey en el tercer hoyo. Y, aunque pareció reaccionar con un birdie en el sexto, lo peor estaba por llegar. Fue en los agujeros 9, 10, 11 y 12 en los que, uno detrás del otro, irremediab­lemente, hizo cuatro bogeys seguidos. Ni siquiera un último birdie le devolvió la sonrisa.

En una jornada aciaga, el Niño ,de 38 años, fue el peor de los cuatro españoles en liza. Firmó 75 golpes, a nueve del líder, por detrás de Cabrera Bello (74) y Jorge Campillo (72). Nada que ver con el vizcaíno Jon Rahm, que se aupó a la octava posición, con 69 golpes, dos bajo el par, y a tres del estadounid­ense Kevin Kisner (66).

García (diez veces entre los diez primeros en el Open Británico), muy presionado, necesita mejorar hoy si quiere continuar en liza el fin de semana en Carnoustie, en busca del título perdido. Sobre todo porque en caso de no pasar el corte encadenarí­a el cuarto grande consecutiv­o en el que se va a casa antes de hora: en los tres major de este 2018 y en el PGA del 2017. De momento, Carnoustie no olvida y sigue encarnizán­dose con él.

CRUZ Y CARA

Sergio García se ofuscó y firmó cinco bogeys, nada que ver con el aspirante Jon Rahm, octavo

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WILL OLIVER / EFE Sergio García levanta la mirada en una jornada en la que las cosas no le fueron bien

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