¿Están amenazadas las especies de peces que comemos?
La pesca es una actividad fundamentada en la explotación de poblaciones de peces en su medio natural. En Catalunya tenemos una flota costera diversa que llega a capturar más de cien especies diferentes, aunque sólo abastece en torno al 15% de la demanda total de consumo de pescado. A menudo se oye decir que los stocks pesqueros están sobreexplotados. En el Mediterráneo esta es la situación del 90% de los que han sido evaluados científicamente, que desgraciadamente son sólo una pequeña parte del total. ¿Quiere decir eso, sin embargo, que nuestros peces están en peligro de extinción?
Afortunadamente, la respuesta es negativa. La sobreexplotación es un concepto productivista de la ciencia pesquera que nos informa de a qué distancia estamos del nivel óptimo de intensidad pesquera, (lo que se conoce como rendimiento máximo sostenible, o RMS). Cuando pescamos al nivel del RMS estamos obtenemos las máximas capturas del stock pesquero de manera sostenible y sostenida en el tiempo. Cuando nos pasamos, ya sea por pescar tallas pequeñas o por debajo de la óptima, o sea porque pescamos demasiado, nos situamos en un escenario de sobreexplotación.
Sobrepescar una población marina es indeseable, pero no implica necesariamente un peligro inmediato para su supervivencia. Dicho esto, una sobreexplotación muy severa puede llevar una población de una especie marina a un punto de extinción ecológica funcional: la especie sigue existiendo pero ya no juega un papel relevante en el funcionamiento de su ecosistema. En Catalunya, se desarrolla una experiencia pionera en el mundo de gestión pesquera participativa basada en la cogestión. Los comités de cogestión están formados por pescadores, administración, científicos y ambientalistas con el fin de gestionar conjuntamente las pesqueras. Se inspira en casos de éxito como la pesca del sonso y las iniciativas de la flota de arrastre de Girona, que ya cogestiona más de 500 km2 de zonas de pesca, algunas de las cuales son permanentemente vedadas. Hace falta que los ciudadanos, como consumidores, recompensemos estos esfuerzos escogiendo preferentemente pescado de las lonjas catalanas, en transición hacia la sostenibilidad.