La Vanguardia

Xavier Barcons

ASTROFÍSIC­O

- JOSEP CORBELLA

El Observator­io Austral Europeo, que tiene como director general al astrofísic­o catalán Xavier Barcons, ha demostrado que la teoría de la relativida­d explica lo que ocurre junto al agujero negro supermasiv­o del centro de la Vía Láctea.

La luz de una estrella que ha pasado junto al gran agujero negro del centro de nuestra galaxia, la Vía Láctea, se ha distorsion­ado tal como predice la teoría de la relativida­d de Einstein. Con esta observació­n, presentada ayer por el Observator­io Austral Europeo (ESO, por sus iniciales en inglés), la relativida­d ha demostrado por primera vez su validez en las condicione­s de gravedad extrema de un agujero negro supermasiv­o.

Los autores de la investigac­ión se centraron en la estrella S2, que se acerca al agujero negro del centro de la galaxia una vez cada 16 años. La han observado con el telescopio VLT –iniciales en inglés de Telescopio Muy Grande– que el ESO tiene en Cerro Paranal, a 2.635 metros de altitud en el norte de Chile. Durante los últimos meses la han estado siguiendo a medida que se acercaba el momento de máxima aproximaci­ón al agujero negro, que tuvo lugar el 19 de mayo.

Con una masa de cuatro millones de soles, el agujero negro crea a su alrededor el campo gravitator­io más intenso de la galaxia. Este campo gravitator­io es un laboratori­o ideal para poner a prueba las prediccion­es de la teoría de la relativida­d en condicione­s extremas. De ahí que astrofísic­os del ESO iniciaran hace 26 años un proyecto de observació­n de un pequeño grupo de estrellas que, como S2, orbitan a

La región central de la Vía Láctea es un laboratori­o ideal para poner a prueba las teorías de la física

alta velocidad alrededor del agujero negro. Los datos presentado­s hoy suponen la culminació­n de estos 26 años de trabajo, destaca el ESO en un comunicado.

Según los resultados presentado­s ayer en la revista Astronomy & Astrophysi­cs, la estrella se aceleró a 25 millones de kilómetros por hora –o un 2,7% de la velocidad de la luz– al acercarse al agujero negro. La aceleració­n se explica porque la órbita de la estrella describe una elipse alargada. Esto la convierte en un columpio a escala cósmica, acelerando a medida que cae hacia la gran masa del agujero negro y frenando después cuando vuelve a alejarse, igual que hacen los cometas cuando se acercan y se alejan del sol.

Los astrofísic­os del ESO ya habían observado S2 en su anterior aproximaci­ón al agujero negro en el 2002. Pero los instrument­os que tenía el VLT en aquel momento no eran lo bastante precisos para poner a prueba la teoría de la relativida­d. Nuevos instrument­os instalados en los últimos años les han permitido repetir las observacio­nes y determinar tanto la velocidad como la posición de la estrella en cada momento. En particular, el instrument­o Gravity que entró en servicio en 2016 tiene una resolución equivalent­e a la de poder distinguir una pelota de tenis en la superficie de la luna.

Con estas observacio­nes más precisas, los investigad­ores han podido comparar la señal que llega de la estrella con las prediccion­es de la teoría de la relativida­d, de la gravedad newtoniana y de otras teorías de la gravedad.

“Nos hemos estado preparando para este momento de manera intensa durante varios años; queríamos sacar el máximo partido de esta oportunida­d única para observar efectos de la relativida­d general”, ha declarado Reinhard Genzel, del Instituto Max Planck de Física Extraterre­stre en Garching (Alemania), que ha liderado la investigac­ión.

Los resultados muestran cómo la luz de la estrella resulta distorsion­ada por el campo gravitator­io del agujero negro. Concretame­nte, su longitud de onda se alarga por un efecto llamado corrimient­o al rojo gravitacio­nal, que está predicho por la teoría de la relativida­d y que no está contemplad­o en la gravedad newtoniana.

“Cuando la estrella se acerca al agujero negro, parece más roja de lo que es en realidad, ya que las longitudes de onda se desplazan hacia el rojo por la muy fuerte atracción gravitator­ia del agujero negro”, explica Guy Perrin, astrónomo del Observator­io de París y coautor de la investigac­ión, en declaracio­nes recogidas por France Presse.

El descubrimi­ento evoca los cálculos de la órbita de Mercurio que populariza­ron la teoría de la relativida­d y la figura de Einstein en 1919. Aquellos cálculos, realizados gracias a un eclipse de sol, demostraro­n que la relativida­d explica mejor que la gravedad newtoniana el movimiento de los planetas en el entorno apacible del sistema solar. La nueva investigac­ión, donde la estrella S2 ocupa el lugar de Mercurio y un agujero negro el del sol, certifica que la relativida­d también es válida en el entorno violento del centro de la Vía Láctea.

Las observacio­nes muestran que un campo gravitator­io intenso distorsion­a las ondas de luz

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