Llamadas al volante
La policía investigará las llamadas de móvil hechas antes de un accidente de tráfico.
El fiscal coordinador de Seguridad Vial, Bartolomé Vargas, remitió ayer un oficio a todas las policías de tráfico para que investiguen la utilización del teléfono móvil en relación con los accidentes de circulación, como las llamadas que se hayan realizado previas al siniestro. Siempre que sea posible y dentro de la “estricta legalidad procesal”, deberían realizarse informes detallados sobre la duración de la llamada o la frecuencia de uso durante el trayecto en el que se produjo el accidente.
Vargas anunció esta medida en una rueda de prensa para informar sobre los datos de siniestralidad vial, las medidas que tomar y las sentencias dictadas por delitos contra la seguridad vial, que ascendieron el pasado año a 81.951, es decir, el 32% de todas las dictadas (una de cada tres). La Fiscalía considera que, de las 600 muertes del pasado año en las carreteras por salida de vía, una buena parte tuvo como causa el uso del teléfono móvil, de ahí que exija una investigación más exhaustiva por parte de las policías. Asimismo, en el oficio solicita a las autoridades de tráfico de todas las administraciones que incrementen los controles de alcohol y drogas al volante y también de la velocidad, factor este último presente en el 30% de los siniestros.
El uso del móvil, los excesos de velocidad y el consumo previo de alcohol, drogas o psicofármacos son el “quinteto de la muerte”, en palabras de Vargas, quien rechaza que el repunte de la siniestralidad se deba a la mejora de la situación económica o al aumento de los desplazamientos. “Constituye una excusa para no ofrecer respuestas adecuadas –subraya–. El repunte tiene que ver más bien con el progresivo descuido, cuando no la deliberada vulneración por los conductores de las normas”.
Según el fiscal, si se constata que la causa del accidente es la desatención del conductor, se considera imprudencia grave. Si hay un fallecimiento, la pena puede ir entre uno y cuatro años de cárcel, además de la pérdida del carnet por seis años. En caso de lesiones, la pena será de hasta tres años, con la privación del permiso de conducir por hasta cuatro.
En el oficio, la Fiscalía propone también que se investigue si la causa de la distracción ha sido el uso del navegador o del manos libres, aunque estas tecnologías estén autorizadas.
Por otra parte, los últimos datos del Instituto Nacional de Toxicología revelan que en torno a 600 conductores que encontraron la muerte en la carretera, es decir, un tercio de los fallecidos en accidente de tráfico, podía haber ingerido alcohol, drogas o psicofármacos. Además, el 75% de los que habían consumido alcohol por encima de los límites presentó una tasa muy elevada, del 1,2.
Debido a esa alta incidencia de estas sustancias en la siniestralidad, el fiscal coordinador de Seguridad Vial insta a las policías a incrementar de forma exponencial los controles, porque “la supervisión salva vidas”. En cualquier caso, Vargas apela al compromiso de toda la sociedad y de las instituciones con las estrategias preventivas, con la educación permanente y con un problema que es también de salud pública.
Buena parte de las 600 muertes en el 2017 por salidas de vía se atribuyen al uso del teléfono