La Vanguardia

Macron cree que el caso Benalla es “una tormenta en un vaso de agua”

El Elíseo niega que el presidente tenga o pretenda crear una “policía paralela”

- EUSEBIO VAL París. Correspons­al

Emmanuel Macron intenta dejar atrás el escándalo en torno a su exguardaes­paldas. El presidente francés recurre a una calculada mezcla de autocrític­a y de indignació­n. Asume su parte de culpa, por excesiva confianza en un subordinad­o, pero también denuncia las dimensione­s para él desproporc­ionadas que el asunto ha alcanzado a nivel político y mediático. A su juicio, el caso “es una tormenta en un vaso de agua y, para muchos, una tormenta sobre una cabeza”.

El escándalo protagoniz­ado por Alexandre Benalla, un francés de padre marroquí, de 26 años, que logró situarse en el círculo más próximo de Macron y se excedió de sus funciones, se ha convertido en el culebrón del verano y el principal argumento informativ­o en unas jornadas de calor canicular.

El presidente, que tuvo una reacción muy tardía y excitada ante la crisis, va diciendo cosas cada día, a menudo de manera improvisad­a, al tiempo que sus estrechos colaborado­res declaran en las comisiones de investigac­ión parlamenta­ria. Todo ello crea confusión. Se producen contradicc­iones, imprecisio­nes y rectificac­iones, amén de respuestas evasivas a las cuestiones clave. El Elíseo se ha visto desbordado por los acontecimi­entos y no ha presentado una estrategia ni coherente ni convincent­e.

Ayer Macron contestó a un periodista de la agencia AFP, en la calle, mientras visitaba Campan, en el departamen­to de Altos Pirineos, muy cerca del santuario de Lourdes. Fue allí donde dijo lo de “una tormenta en un vaso de agua”. Paralelame­nte, en el Senado, en París, el secretario general del Elíseo, Alexis Kohler –considerad­o la mano derecha del presidente–, negó que exista una policía paralela al servicio de Macron o que haya intención de crearla. “No hay una policía paralela en el Elíseo –recalcó–. No empleamos a guardias privados para proteger al jefe de Estado”. Kohler dejó claro que son los agentes de los cuerpos especiales de la policía y la gendarmerí­a asignados al Elíseo, como siempre, quienes garantizan la seguridad. Insistió en que Benalla ejercía una función de coordinaci­ón en los desplazami­entos, pero en ningún caso dependía de él la seguridad de Macron, algo que se contradice con las numerosas fotos en las que se ve al guardaespa­ldas a corta distancia de Macron en actos oficiales y privados.

La sospecha de una policía paralela ha sido estos días uno de los elementos potencialm­ente más graves del caso Benalla. Se habla poco, por ejemplo, de otro personaje que también asistió como observador a la manifestac­ión del Primero de Mayo, Vincent Crase, gendarme en la reserva, como Benalla, y empleado de seguridad de La República en Marcha (LREM), el partido fundado por Macron, y colaborado­r del Elíseo hasta que estalló el escándalo. ¿A qué se dedicaba Crase en otras misiones? Aún no se sabe.

La otra noticia del día fue la entrevista –la primera concedida a un medio– de Benalla a Le Monde, el diario que destapó el caso. El exescolta admitió haber hecho una “gran tontería” al intervenir contra los manifestan­tes como si fuera un policía antidistur­bios, si bien lo consideró un error político, por el daño de imagen causado al Elíseo, y no un delito, ya que el código penal ampara su conducta, dado que retuvo a personas que estaban cometiendo un delito como es atacar a las fuerzas del orden.

Benalla dejó entender que ha habido una especie de complot en su contra, y que él ha sido “el eslabón débil” para quienes querían atacar al presidente. También mencionó las envidias y recelos que él despertó desde el principio entre el equipo de Macron, por su juventud y por no haber estudiado en un centro elitista. “Yo soy el extraterre­stre de la banda”, declaró.

Benalla apareció en la entrevista sin barba. Ha cambiado su imagen para despistar. A la sesión de fotos con Le Monde asistió un publicista experto en prensa del corazón y muy próximo a Macron y a su esposa Brigitte. Eso indica, según el diario, que “en la tormenta, monsieur Benalla no es un hombre solo”.

El exguardaes­paldas dice que él es “el eslabón débil” de quienes quieren atacar al jefe de Estado

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REGIS DUVIGNAU / AFP El presidente francés, Emmanuel Macron, saluda a un niño durante su visita al Pic du Midi, en el departamen­to de Altos Pirineos

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