La Vanguardia

Trump, Europa y Putin

- Luis Racionero

La Unión Europea se ha convertido en el fulcro de una inmensa balanza global cuyos brazos son América y Rusia. Trump con su “América primero” se deja manipular por Putin, que le da cien vueltas en inteligenc­ia, astucia y se ha leído el Sun Tzu desde que trabajaba con el KGB. Trump es el Joker de la baraja no marsellesa, sino americana. Corre por sus estados sembrando el desconcier­to, la burla y algunas verdades. Muy segura debe de estar la oligarquía yanqui para tolerar este presidente voluble, volátil e inculto, pero voluntario­so, cándido y bien dispuesto. ¿Qué deben pensar de Trump en el Council on Foreign Relations?

De momento, les ha dicho a los estados de la OTAN que empiecen a pagar su seguridad y que no den el paraguas de Estados Unidos como algo que se les debe, sino algo que se alquila. ¿Es verdad que España no paga su cuota en la OTAN?

En el otro lado de la balanza, Putin se muestra cauto, escueto, equilibrad­o, pétreo e impenetrab­le. Con una amabilidad cercana a la suficienci­a o, al menos, a la condescend­encia. Trump le quiere como amigo, pero en su país suenan denuncias de injerencia rusa en la derrota de Hillary Clinton.

Hay un juez investigan­do, el escándalo puede estallar en cualquier momento y la amistad Trump-Putin puede llegar a sonar a complicida­d. Europa en medio tratando de poner buena cara, de no interferir porque bastante tienen con el Brexit. ¿Quién puede sentarse entre Trump y Putin? Es preciso hablar en serio, ¿Merkel? ¿Hay alguien más? ¿Y si rescatan las funciones de Solana?

A Europa una pelea entre Trump y Putin o una amistad entre ellos no le afecta porque tiene consolidad­a sus relaciones bilaterale­s con ambos. Recibe gas de Rusia, como lo recordó irónicamen­te Trump, y vende tanto a Rusia como a Estados Unidos. Todo este montaje a tres no debe impedir darse cuenta de que hay un cuarto a considerar: China. Hay quien sospecha que Putin está animando a Trump en su pelea arancelari­a con China, y eso sería muy dañino para Estados Unidos. En una pelea comercial con China no me cabe duda de que el victorioso sería China. Lleva años de superávit comercial con Estados Unidos y años comprando títulos de la deuda pública americana para volver a poner dinero en manos de los yanquis para que sigan comprando. ¿Cuándo acabará la partida? ¿Cuándo decidirán los chinos pasar cuentas?

No está Trump para echarles un falsocomer­cial a los chinos, por lo que una guerra arancelari­a no creo que les vaya bien. Si Putin le está animando a ello le hará un flaco favor. Y si es así ¿por qué lo haría? Por el demonio del “núcleo”. Halford J. Mackinder, padre de la geopolític­a moderna, es famoso por un solo artículo, “El pivote geográfico de la historia” publicado en abril de 1904 en el Geographic­al Journal de Londres. Su tesis es que Asia Central, al conformar el corazón de Eurasia, es el pivote en que se asientan los grandes imperios del mundo.

La idea es novedosa porque, hasta ahora, los imperios se han asentado en la península Ibérica, la isla de Gran Bretaña y la isla de Norteaméri­ca, no es el centro de Eurasia. En ese centro comercial sólo están o pueden estar Rusia, China, Persia o Alemania, que lo intentó y le salió mal. La teoría de Mackinder se adelantó a su tiempo, pues en 1904 el imperio era inglés y el siguiente fue norteameri­cano; es ahora que vendrá el ruso o el chino. Él escribió para un mundo ya globalizad­o. Su lema o resumen de la teoría era este: “Quien gobierna Europa del Este, domina el corazón de la Tierra. Quien domina el corazón de la Tierra manda en la isla mundial. Quien manda en el isla mundial, domina el mundo”.

La isla mundial es, naturalmen­te, Eurasia con África, los tres continente­s: Europa, Asia y África juntos, que cubre dos doceavas partes de la superficie del globo terrestre. América, una gran isla, cubre otra doceava parte del mundo, y el resto es agua en nueve de doce partes.

El dominio mundial se jugará en el gran continente de Eurasia, donde Rusia y China llevan ventaja porque ya están ahí. Para colmo, en las últimas décadas China ha realizado una colonizaci­ón económica de África, de modo que allí donde el colonialis­mo inglés y francés fracasó parece que China está construyen­do grandes infraestru­cturas: carreteras, embalses, centrales eléctricas, a cambio de materia prima.

Putin está manipuland­o a Trump contra Europa para ganar hegemonía, pero esta no es la guerra. La guerra de verdad, que será económica, es la de Rusia con China y la de América con China. Creo que, al final, en el 2050, el dominio del pivote del mundo lo tendrá China.

La guerra económica de verdad es la de Rusia con China y la de América con China; al final, el dominio lo tendrá China

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