La Vanguardia

Bach no lleva pistola

- EL RUNRÚN Clara Sanchis Mira

Desde una rama que no vemos, un pájaro nocturno inventa el compás. Es obstinado. Su canto consiste en la emisión de un mismo sonido que corta el aire, dejando tres pulsos exactos de silencio entre cada repetición. Ese pájaro sabe contar. No sabemos qué cara tiene, pero se intuye afilado, con alas de frac de director de orquesta. El problema es que estoy leyendo Sapiens, el best seller de Harari –que, como dice alguien, destroza todas las conversaci­ones– y no puedo evitar imaginar al humano que escuchó ese sonido matemático, sentado en su roca hace millares de años. Y copió la idea. O absorbió el truco. Al fin y al cabo, la música es el arte puro de relacionar las cosas entre sí. Es normal que la cadena de compositor­es que crean su historia sea otra amalgama, con este pájaro a la cabeza.

Si tiramos de este hilo –en el que usted y yo también andamos enredados, de un modo u otro– vemos que Bach pasó muchas horas transcribi­endo partituras de Vivaldi. De esa impregnaci­ón nacieron los sonidos que luego bebió ese Mozart que un día, borracho de admiración, estuvo toqueteand­o el órgano de Leipzig donde improvisab­a el viejo Bach. De esas manos manchadas, eternament­e jóvenes, salieron las partituras que el sordo Beethoven devoró para componer las obras que inspiraron a Brahms. Y así hasta David Bowie. Los músicos no han dejado de copiarse los unos a los otros. Se han copiado o han estado haciendo el amor entre ellos sin parar, abriendo el círculo de esa relación que en el fondo tienen todas las cosas entre sí –de un modo u otro, incluidos usted y yo–.

Pequeño paréntesis, los nuevos tiempos obligan: se observa que en esta cadena de

Los músicos no han dejado de copiarse los unos a los otros; o han estado haciendo el amor entre ellos sin parar

compositor­es no hay mujeres. Menos disimulos, también estamos fuera de la historia de la música. Lo repararemo­s. De momento animémonos pensando que el primer pájaro compositor pudo ser una pájara. Si bien tampoco parece, dicho sea de paso y según las últimas noticias, que vayamos a tener pronto una candidata a la presidenci­a del Gobierno. En las siguientes elecciones asistiremo­s, con toda probabilid­ad, a otra lucha de machos. Pásame las palomitas. Fin del paréntesis.

Mientras, la pájara obstinada sigue inventando el compás con su sonido que corta el aire. La lectura de Sapiens te devuelve de cabeza al reino animal. Voy por la mitad y ya estoy horrorizad­a con la capacidad destructiv­a de nuestra especie. Esa pájara está viva de milagro. Así y todo, tengo la impresión de que un círculo se cierra, para volver a abrirse quizás en la espiral imparable de la evolución, cuando un Homo sapiens logra escribir este libro. El desarrollo excesivo y misterioso de nuestro cerebro nos permite ver cómo el desarrollo misterioso y excesivo de nuestro cerebro nos da la posibilida­d de idear, cada mañana, la Séptima de Beethoven o el gas mostaza.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain