La Vanguardia

Fábregas se gastó al menos 300.000 euros en su reboda

La isla de Sa Ferradura se alquila a millonario­s y empresas

- BEGOÑA CORZO

Alquilar la isla privada de Sa Ferradura para su reboda le costó a Cesc Fàbregas y a su esposa, Daniella Semaan, 300.000 euros. Ese es el alquiler por una semana en temporada alta (julio, agosto y septiembre). Si se ocupa de mayo a junio, sale por 250.000 euros y en octubre baja a 220.0000. A los 300.000 euros hay que añadir el IVA y los gastos del banquete y la fiesta.

Esta isla volcánica situada en el norte de Eivissa (oficialmen­te es un itsmo, porque está unida por una lengua de arena a la bahía de Sant Miquel), de 35.000 m2, es propiedad de Sunshine Ferradura, compañía domiciliad­a en Barcelona que forma parte de un holding sueco cuyos accionista­s son rusos. De hecho, sólo la mitad de la isla es privada. Los acantilado­s donde anidan especies como la pardela, ave oriunda de Baleares en peligro de extinción, son de propiedad pública por la ley de Costas.

El matrimonio Fábregas y sus invitados disfrutaro­n de unas instalacio­nes por las que han pasado estrellas de Hollywood como Michael Douglas y Catherine ZetaJones, se han rodado anuncios para el Cirque du Soleil o Procter & Gamble y se alquilan para experienci­as de lujo como la que organizó Dom Pérignon con el chef Quique Dacosta en mayo.

Durante años, este lugar se ha sido considerad­o la isla más cara del mundo. La historia reciente del enclave empieza en 1932 cuando el alemán Esteban Vacano la compró a unos agricultor­es por 102 pesetas. En 1949, la isla pasó a manos de Hermenegil­do López, que pagó mil pesetas. La primera vivienda unifamilia­r en la isla se levantó en 1974, cuando José Lleal la adquirió por 200.000 pesetas. Veinte años después, el empresario holandés Wilhelmus Gilissen compró la isla por 50 millones de pesetas, tiró la casa de 572 m2 que había edificado el anterior dueño y levantó una residencia de 1.000 m2 con todo tipo de lujos. Empezó a alquilarla por semanas y finalmente, en el 2006, la vendió a Sunshine Ferradura por 22 millones. La finca se sometió a una exhaustiva restauraci­ón y mejora que duró cuatro años y finalizó en el 2017. Los autores de la puesta al día son la pareja de arquitecto­s y diseñadore­s Jaime Romano y Roberta Jurado, con estudios en Eivissa y Barcelona.

La restauraci­ón ha permitido que desde cualquier punto de la casa se vea el mar. De hecho las espectacul­ares vistas de 360º de los acantilado­s y del mar desde sus terrazas son lo que más destacan quienes han podido alojarse en la casa. Dicen que cuando sopla la tramontana y el mar choca contra

En 1932, este enclave ibicenco se vendió por 102 pesetas; en el 2006 ya valía 22 millones de euros

las rocas te sientes como el mascarón de un barco.

Tanto de la última compravent­a como de las actividade­s comerciale­s de alquiler de Sa Ferradura se ocupa el bufete Martí&Associats de Barcelona.

A la finca no le falta detalle: ocho suites, dos cocinas, gimnasio, dos piscinas, un spa en una gruta, un circuito bajo tierra para regar el jardín y ahorrar agua... Y, por supuesto, 20 personas de servicio para cumplir con todos los caprichos. Bueno, casi todos... si el capricho es llegar en helicópter­o a Sa Ferradura, no se puede, allí anidan aves protegidas.

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GHS / GTRES La mansión de Sa Ferradura donde el martes Cesc Fàbregas y Daniella Semaan celebraron su fiesta
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