Eva Yerbabuena baila la espiritualidad japonesa en ‘Cuentos de azúcar’
Visceralidad y espiritualidad. La potencia del flamenco y la belleza de la música ancestral de las islas japonesas Amami se unen hoy y mañana en el estreno en el Mercat de les Flors del nuevo espectáculo de Eva Yerbabuena: Cuentos de azúcar. Un montaje que nació cuando la cantante nipona Anna Sato, que da vida al poderoso legado musical de las islas donde nació y que ha trabajado con coreógrafos como Sidi Larbi, envió a la bailaora y coreógrafa un cd con sus cantos tradicionales. Yerbabuena (Frankfurt, 1970) quedó cautivada y fue el comienzo de un viaje con Sato que la llevó a las Amami, donde descubrió música, gente y leyendas, algunas de las cuáles están en Cuentos de azúcar, titulada así porque en las Amami vivían del arroz, las telas para los kimonos y la caña de azúcar, y Yerbabuena pasaba veranos con la familia en una fábrica de azúcar de Salobreña.
Nanas donde el niño pregunta dónde está su madre y le dicen que trabajando el campo , cantos de despedida de las mujeres a los hombres en la orilla del mar, temas con un pájaro negro como mal presagio, una esclava bella a la que viola el dueño y se suicida, un espíritu que habita en los árboles y sorprende a la gente cuando hace algo que no debe... Historias y músicas de las Amami que transpira esta obra en la que Yerbabuena dice que no hay fusión, palabra que no va con ella: comparten música y costumbres y cada uno hace lo suyo. Pero todo va hilado: los cantos de Sato y el taiko de Kaouru Watanabe se alternan sin ruptura con el cante, la música y el baile del equipo de Yerbabuena en una escenografía negra para un montaje, dice, “que ralla la sencillez y en el que la gente puede disfrutar de una paz especial y una espiritualidad inmensa sin perder la fuerza, lo visceral del flamenco”.